La esencia de la justicia

“Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia” (Mateo 5:6a DHH96)
 
En el uso habitual la palabra “justicia” se presta para muchos usos. Es utilizada a menudo por políticos de todos los sectores que apelan a ella como si fuera una moneda de cambio comprendida y entendida por todos. También figura en libros de sociología, política y actualidad, da la impresión que todo el mundo busca lo mismo: Justicia. ¿Por qué es tan difícil ponerse de acuerdo sobre ella?

En la Biblia, la expresión tiene al menos tres sentidos:

Justicia de Dios. Vinculado específicamente con la acción divina en su accionar salvífico, centrado en ayudar a la humanidad a comprender el plan de salvación y el don de la gracia que Él amablemente ofrece sin esperar nada a cambio.

Justicia humana. Referida al buen actuar, que implica vivir conforme a un estado de derecho y respeto por las leyes que rigen la conducta social aceptable. También implica, ocuparse de la buena acción en relación con otros, para poder vivir de una manera socialmente óptima.

Justicia social. La búsqueda explícita de que exista equidad en las relaciones humanas, donde todos sean respetados y tratados de la mejor forma, buscando que exista una distribución de la riqueza equitativa y los más débiles sean protegidos.

Todos estos sentidos están presentados a lo largo de la Escritura, en muchas secciones de la Biblia, especialmente en el mensaje de los profetas, las palabras de Cristo y los escritos paulinos.

Un cristiano que de verdad confía en Dios, entiende que debe vivir una vida diferente a la de otras personas que no han tenido el privilegio de escuchar la palabra divina. Buscan, premeditadamente el hacer la diferencia en su vida para bien de otros.

“Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justícia” (Paul Auster)

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: 

REFLEXIONES AL AMANECER

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