Orgulloso de...

“Dichosos los humildes” (Mateo 5:5a)

La humildad tiene mala prensa. De hecho, nadie suele hablar de los humildes ni referirse a sí mismo en esos términos, la expresión más usada es “estoy orgulloso de...” El orgullo se ha convertido en la carta de presentación de la mayoría.

Si le preguntáramos a un grupo de personas, especialmente varones, ¿quién quiere ser manso y humilde?, lo más probable es que no tendríamos voluntarios. El orgullo de ser “alguien” diferente a los demás, es la consigna que prima en nuestro mundo.

Nadie quiere estar en el partido de los mansos, a quienes, en la mentalidad popular se los considera perdedores, sin saber lo que aquello significa.

De hecho se suelen confundir los términos porque se habla de la pobreza como de ser “de origen humilde”, lo que es un error de concepto gravísimo, conozco a pobres orgullosos y a ricos humildes, la pobreza no tiene nada que ver con la humildad.

Lo mismo con el conocimiento. Se suele decir que algunos son “humildes e ignorantes”. Otro clásico error. Hay muchos ignorantes que están orgullosos de sus opiniones sin fundamento y que no están dispuestos a aprender. Las redes sociales son un ejemplo, donde millones de personas emiten opinión de los más distintos temas, sin tener la más mínima idea, y, lo que es más triste, sin estar dispuestos a enmendar o a aprender.

Una persona autosuficiente, llena de orgullo y no dispuesta a aprender o a dejarse influenciar, es sumamente peligrosa. Cuando se encuentran con algo de poder, se convierten en individuos tozudos, autoritarios y llenos de prepotencia.

Aunque la mansedumbre tenga mala prensa, especialmente entre varones, sigue siendo la única forma válida de vivir.

“La autosuficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres que carecen de humildad, o aquellos que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo” (Paulo Freire)



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: 
REFLEXIONES AL AMANECER






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