Una tergiversación


“Dichosos los mansos” (Mateo 5:5a RV60)

El equivalente hebreo para la expresión griega praus es anaw, y describía a la persona —varón o mujer— que con humildad se convertía en aliado de Dios. Un individuo que se gozaba en la reflexión de la ley divina y buscaba expresamente hacer la voluntad de Dios.

En las versiones bíblicas en inglés es frecuente encontrar la expresión “meek”, como traducción de praus, manso. Sin embargo, esa expresión, que nació entre los guerreros vikingos, no es sinónimo de mansedumbre sino de blando o débil, que es el sentido que se ha conservado en la lengua inglesa, tergiversando el sentido del texto hebreo.

Sin embargo, su tergiversación no sólo está en el texto sino en la comprensión de la mansedumbre que ha llegado a convertirse en la mentalidad sexista y machista, en una peculiaridad considerada femenina. Los varones machos “normales” son considerados recios y todo lo opuesto a la mansedumbre. Es Rambo entrando a un pueblo para batirse con los malos, a puños y pistola. En el pésimo libro Los hombres son de marte las mujeres son de venus, se alaba la mansedumbre como una facultad femenina por excelencia, y lamentablemente, como estamos imbuidos de un contexto sexista, se acepta como verdad una mentira.

En el “evangelio según Rambo”, la única solución para los problemas humanos es matar a los malos y expulsar a todos los que nos hacen daño. No hay lugar para el diálogo, la búsqueda de consensos, ni la posibilidad de ganarlos como amigos, lo único que vale es la fuerza y no ser como “mujercitas” mansas y humildes.

La mansedumbre es básica. Sin esa cualidad humana, no de mujer, lo único que tenemos es caos, violencia y perdición.

“El secreto de la sabiduría, el poder y el conocimiento es la humildad” (Ernest Hemingway)



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: 
REFLEXIONES AL AMANECER






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