Una tarea difícil


“Si la mujer no está dispuesta a venir contigo, quedarás libre de este juramento; pero ¡en ningún caso llevarás a mi hijo hasta allá!” (Génesis 24:8)


En la forma en que interactúa Abraham con su siervo en la tarea encomendada de buscar una esposa para su hijo se observa que hay algo de diferente en la formación de las mujeres de la tierra de Abraham. Es probable que tuvieran más autonomía, al menos, se les preguntaba qué querían hacer con sus vidas, cosa que la mayor parte de las mujeres del mundo antiguo no podía. Tal vez eso es lo que está buscando el patriarca, mujeres diferentes.

Si la intención de Abraham es buscar mujeres con una mentalidad distinta a las mujeres que viven en Canaán, eso obviaría un poco su actitud general hacia la mujer. Podría explicar porque le asigna tanta importancia a este viaje de su siervo.

En un contexto de mujeres eligiendo, es mucho más probable que el siervo de Abraham se sintiese intimidado, no es para menos. Siempre es más sencillo interactuar con mujeres invisibles y silenciadas. Mujeres que han sido invisibilizadas y obligadas a callar en el contexto de culturas violentas y sexistas. Porque no hay que equivocarse, el machismo es campo fértil para la violencia en todas sus formas, siendo la actitud hacia la mujer una forma de violencia simbólica que justifica y explica todas las otras violencias.

Cada vez que un varón por la razón que sea, obliga a una mujer a callar y quedarse en un rincón en un rol subsidiario, está ejerciendo un rol violento. Porque sólo la coersión o el miedo pueden obligar a alguien a callar o bajar la cabeza en señal de sumisión. Nadie en su sano juicio busca una relación de ese tipo.

El amor no puede darse en un contexto de sumisión. Quien ama o piensa que ama en una relación de subsiriaridad, lo que hace es responder a un modelo de violencia. Cuando eso se instala es el temor lo que mantiene una relación así y miedo y amor no puede coexistir de una manera natural. El amor y el temor se excluyen mutuamente. Si hay amor no hay temor, y si hay temor, no hay amor.




Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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