Reacciones aprendidas


“¡Ya basta de tanta violencia y explotación!” (Ezequiel 45:9)

 

En el año 1991 los psicólogos D. Lyon y J. Greenberg, realizaron un experimento para medir el grado de codependencia de un grupo de mujeres que eran hijas de alcohólicos. Se investigó a 48 mujeres y se descubrió que las que habían vivido en el contexto de un alcohólico colaboraban e intentaban ayudar, sólo cuando el investigador se mostraba como explotador, al contrario de lo que sucedía cuando otro investigador se mostraba amable y afectuoso. Eso no ocurría en el grupo control formado por mujeres que no habían vivido en ese ambiente.
 

El estudio vino a demostrar lo que ya hace mucho tiempo se sabía: la codependencia es adquirida. Es una conducta aprendida y que se da en contextos donde las personas han sido sometidas a estrés emocional, abuso y maltrato.
 

¿Por qué las mujeres que habían vivido en ambientes sanos reaccionaban bien al afecto y la colaboración y no las mujeres que habían vivido en un contexto de abuso? Simplemente, porque lo único que conocían era la explotación y la violencia, y no sabían interactuar con otro tipo de persona. De hecho, aunque el investigador que actuaba bien lo hacía como debe ser, su reacción hacia él no era positiva, porque ellas no sabían qué hacer en esa situación.
 

Las implicancias de este estudio son difíciles y complejas, pues viene a responder a algo que por mucho tiempo no se había entendido, la razón por la que mujeres que habían vivido en un ambiente hostil y violento, elegían como parejas precisamente a personas con esas características.
 

La codependencia es adquirida. Se aprende a ser codependiente en el ambiente donde nos desarrollamos, porque no tenemos otro modelo con el cual interactuar. Se normaliza la violencia y el maltrato, y las personas, por sobrevivencia, terminan estando al lado de quien actúa mal con ellas.
 

No es que racionalmente quieran eso, pero se ven arrastradas a esa situación porque emocionalmente no están preparadas para interactuar con personas sanas, y por esa razón eligen la toxicidad antes que la sanidad.
 

Por medio de la resiliencia se puede romper ese ciclo, pero es preciso aprender a distanciarse de modelos tóxicos que han dañado nuestra imagen y la forma en que interactuamos con otros. Se puede romper el ciclo dañino, antes es preciso tener conciencia de que existe el daño.






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Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
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