El Dios que todo lo ve



“El que plantó el oído ¿no va a oír?, el que formó el ojo ¿no va a ver?” (Salmo 94:9 PER)

La mayoría de las versiones españolas no dice quién es el autor de este salmo. La versión griega de los LXX le atribuye este salmo a David, quien lo habría escrito en un momento de tensión y estrés por todo lo que estaba ocurriendo en el pueblo a consecuencia de las invasiones que eran objeto.

Es un salmo duro que comienza con una serie de recriminaciones a Dios por su aparente inacción respecto a los malos. El salmista le dice derechamente: “¿Hasta cuándo, Señor, los malvados, hasta cuándo triunfarán los malvados?” (Salmo 94:3), como diciéndole, ¿por qué razón no haces algo? ¿Cómo permites que eso ocurra?

Le enumera las fechorías de los malos y le reclama a Dios una participación más directa. Al final se consuela entendiendo que Dios siempre ve y que no permitirá que los malechores se salgan con la suya. “El les pagará su iniquidad, los destruirá por sus maldades, los destruirá el Señor nuestro Dios” (Salmo 94:23).

A través de todas las edades ha preocupado a los hijos de Dios la aparente inacción de Dios, su no participación en los eventos que acontecen y tienen lugar por efecto de la forma de ser de los malvados que parecen triunfar y actúan como si no tuvieran que dar cuenta a nadie de sus acciones.

Sin embargo, en todo este enojo sobre la posible no acción de Dios, lo que se suele olvidar es que Dios respeta hasta un grado incomprensible la voluntad humana y la libertad de acción de todos los individuos, aún cuando actúen mal.

En medio de las mazmorras de la persecusión a los judíos y cristianos, muchos habrán clamado con palabras similares a las de David. Queda la esperanza cierta de que Dios nunca olvida, que el Señor lo ve todo y en su debido tiempo, todo se ordenará como es correcto.

Es difícil tener tranquilidad en medio del caos de la maldad desatada, pero el salmista nos invita a poner nuestra mirada final en ese Dios que ve y oye todo y al que no se le escapa nada. En algún momento, todo será como la justicia retributiva, y todos recibirán las consecuencias de sus acciones, tener esa fe ahorra angustia.


 Sólo los valientes triunfan
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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