Herencia



“Los hijos son una herencia del Señor” (Salmo 127:3)

Una maldición recorre occidente. Los niños se han convertido en una especie de juguete para ayudar a muchos a superar sus propios conflictos existenciales. En la mayoría de los países industrializados, los hijos son concebidos dentro de un plan de confort. Muchos dicen “necesito un hijo para que mi vida esté completa”, como si el niño tuviera la obligación de completar la existencia de la persona que supuestamente lo necesita. Eso hace que los niños nacidos en esas condiciones se conviertan en medios no en fines.

Por otro lado, está la situación de los países pobres, donde los niños surgen como hongos en bosque de invierno. Muchas bocas que alimentar y pocos recursos para hacerlo. Los hijos son vistos como una bendición, pero a la vez, como un impedimento para ser plenos y felices. Es común ver niños abandonados y en las calles convertidos en mendigos o trabajadores irregulares, porque sus padres están tan aplastados por su existencia que no son capaces de cumplir su función paterna.

Los dos extremos, el confort extremo donde los niños reciben más de lo que necesitan y el abandono total, donde la carencia es la tónica cotidiana.

Pocos logran entender que somos responsables de los hijos que elegimos tener. El texto de Salomón habla de “herencia”. La interpretación occidental es que es algo que me regalan, no obstante, esa no es la forma correcta de entenderlo. En la visión oriental, herencia es un bien que recibo, pero que administro a nombre de otro y que le pertenece al que ya no está. Es una responsabilidad solemne. Dios es quien es el dueño y nosotros administramos a su nombre y por esa razón debemos dar cuenta.

Si muchos padres entendieran mejor que han de dar cuenta de lo que han hecho o dejado de hacer en las vidas de sus hijos, probablemente, la situación sería distinta con muchos hijos que son o asfixiados con cosas que no necesitan o abandonados por carecer de lo más mínimo. Ambos casos, forman niños con carencias. Uno por abundancia otro por ausencia. Quienes eligen ser padres deciden ser coayudadores de Dios en el proceso de formar a una persona.


 Amar es todo

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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