“Tus palabras deben estar siempre de acuerdo con la sana enseñanza” (Tito 2:1)
El jueves 20 de abril del año 2017 es un día histórico en la gran escalada de imposiciones, tragedias y regresiones humanas. El Tribunal Supremo de Rusia declaró a la organización de los Testigos de Jehová como extremista y prohibió su funcionamiento. El próximo paso es confiscar todas sus propiedades y prohibir cualquier forma de actuación, incluso, con condenas de cárcel a quienes se atrevan a difundir sus enseñanzas. Es decir, criminalizar sus actuaciones públicas.
Lo penoso es que muchos “cristianos” con una capacidad de reflexión digna de vesanía salieron a celebrar en las redes sociales lo que ha hecho de manera arbitraria el gobierno ruso.
Famil Ismailov, editor ruso de la BBC de Londres, señala que tras esta escalada de represión está la Iglesia Ortodoxa Rusa que se ha aliado con el estado ruso, tal como ha hecho a lo largo de su historia, incluso en sus momentos más trágicos. Se percibe como “peligroso” cualquier grupo que compita de algún modo con la organización ortodoxa, tan típica de la cultura rusa.
Banalizar la conducta del gobierno ruso, sin defender la libertad de culto, es la forma más absurda e irracional de actuar. Alegrarse porque alguien es perseguido por sus convicciones, y tachado de extremista, con lo que esa palabra implica en el mundo contemporáneo, es, por decir lo menos, la peor forma de actuar.
No soy Testigo de Jehová, no creo en muchos de sus planteamientos, pero creo firmemente en su derecho a difundir lo que creen. Si te alegras por lo que a ellos les ha pasado, eres ingenuo, porque no entiendes que el próximo en ser perseguido serás tú. Si no defendemos la libertad de culto en algún momento vendrán por ti, y ¿quién te defenderá en ese instante?.
“Una democracia tiene que protegerse y la mejor forma de no hacerlo es acostumbrarse a banalizar el mal (Hannah Arendt)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: REFLEXIONES AL AMANECER
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