Impunidad



“Portaos de tal modo que tengáis tranquila la conciencia, para que quienes hablan mal de vuestra buena conducta como creyentes en Cristo, se avergüencen de sus propias palabras” (1 Pedro 3:16)

El abogado Jaime Robleto, analizando el problema que representa la Internet señala que “las redes sociales se han convertido [..] en un ámbito de impunidad donde se puede insultar, denigrar y promover el odio mientras muchos permanecen indiferentes porque esas agresiones no les afectan directamente a ellos, pero es un problema mundial”. (Robleto, 2017).

El asunto se ha banalizado de tal forma que muchas personas no ven los alcances reales del problema. Ya algunos estudios demuestran, por ejemplo, que los extremistas islámicos están utilizando precisamente este recurso de odio e impunidad para atraer a potenciales seguidores de sus ideas extremas.

La primera vez que me vi enfrentado al problema de la difamación, la incitación al odio y la mentira en Internet, intenté, sin resultados, defenderme. Llegué a consultar a un abogado sin obtener nada. Escribí a Google, para intentar defenderme, pero amparados en el “derecho a la libre expresión” no hicieron nada. El individuo que escribió mentiras y quién es reconocido por su accionar violento, aún sigue escribiendo libre de polvo y paja, mientras que he tenido que soportar una y otra vez que el libelo que escribió, sin fundamento, y tomando porciones de mi libro La verdad progresiva y algunos Blogs, totalmente fuera de contexto, sean usados como excusa por algunos que no suelen ni leer ni investigar, para seguir siendo denostado.

Lo único que me ha mantenido es seguir el consejo de Pedro, esperar que en algún momento ese individuo y otros se avergüencen de sus palabras.

“La impunidad del mundo es tan inabarcable, tan antigua y larga y ancha que hasta cierto punto nos da lo mismo que se le añada un milímetro más” (Javier Marías)



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: REFLEXIONES AL AMANECER


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