Ayuda para luchar





“Luego Dios el Señor dijo: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada’” (Génesis 2:18 NVI1984)

Por muchos siglos este versículo no sólo se ha entendido mal, sino que ha dado lugar a interpretaciones caprichosas, que como siempre, no favorecen a la mujer.

Para empezar, el texto introduce un sesgo en la traducción al utilizar la expresión “hombre”, pues fácilmente se entiende “varón”, cuando el original utiliza la expresión “‘adan” que significa “ser humano” y no es nombre, sino un sustantivo genérico que se aplica tanto al varón como a la mujer (Génesis 5:2). Por lo tanto lo que el texto está diciendo es que “no es bueno que el ser humano esté solo”, en ese contexto Dios decide que cada uno necesita una “ayuda adecuada”, la traducción que numerosas versiones de la Biblia en español proporcionan y no las que traducen equivocadamente “ayuda para él”, como si el varón no fuera ayuda para la mujer, lo que es simplemente un error, al no entender el uso gramatical de los sustantivos en el texto que ambos están referidos a “adan”, es decir, al varón y a la mujer.

La expresión “ezer” (traducida como ayuda, al español), en ningún modo supone inferioridad de uno en relación al otro, al contrario, es una palabra que en el Antiguo Testamento es de origen militar. Se usa 21 veces, en 2 ocasiones para referirse a la relación varón-mujer; en 2 ocasiones para hablar de la relación de Israel con sus aliados; y en 16 ocasiones como una descripción de Dios ocupado en ayudar a sus hijos.

La expresión se usa en el contexto de situaciones difíciles donde Dios sale en ayuda de su pueblo que está en problemas, tal como aparece en Salmo 121:1-2. Es Dios el que lucha codo a codo, ayuda para socorrer.

La mujer por tanto no es un ente pasivo que está esperando sumisa a que su marido le diga en qué tiene que ayudar, interpretación monstruosa que ya ha durado demasiado tiempo y que es fruto de la imaginación de Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Martín Lutero, Juan Calvino y de muchos otros que han visto a la mujer como una persona desvalida, y no como la compañera que lucha a tu lado para ayudarte.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SER MUJER NO ES PECADO


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