La ética del reino de los cielos



“Por causa del reino de los cielos” (Mateo 19:12)

Jesús termina esta sección con unas palabras extrañas donde habla de eunucos y de manera enigmática señala que “el que pueda aceptar esto, que lo acepte”. ¿De qué está hablando? A lo largo de los siglos los comentaristas no se han puesto de acuerdo, al contrario, muchos de ellos tienen visiones totalmente opuestas respecto a estos versículos, que no son claros, al menos, para la mentalidad contemporánea.

Lo que si están en claro los analistas de estos pasajes es que Jesús llama a sus discípulos a situarse dentro de la ética del “reino de los cielos”, en otras palabras, a no hacer por tradición o costumbre, sino a pensar que no son parte de este mundo y que sus actuaciones deben ser distintas porque son hijos de Dios.

Este principio a menudo olvidado por los cristianos es radical. ¿Cómo puedes decir que adoras al Dios de los cielos si tus conductas no se condicen con el carácter divino?

Los judíos maltrataban a sus esposas e hijas, tratándolas como sub-humanos. Jesús defiende a las mujeres y las considera sujetos de derecho y personas dignas de ser tratadas de la mejor manera posible. Al hacerlo, les da una lección a sus discípulos y seguidores de que en el contexto de la ética de Dios no hay lugar para el maltrato, la desigualdad, la crueldad ni el egoísmo. En Jesús la conducta cotidiana debe ser un reflejo de que hemos estado en la presencia de Dios.

¿Cómo es posible que dijeran ser hijos de Abraham y miembros del pueblo escogido si a la vez eran una vergüenza por la manera en que trataban a sus mujeres? Algunas mujeres de pueblos aledaños, como los romanos gozaban de más privilegios que las mujeres israelitas. Los llamados a mostrar al rey del Universo traían oprobio al nombre de Dios por la incoherencia de su actuar.

En particular, los fariseos, que eran los que enrostraban a Jesús por su trato con las personas más precarias de la sociedad, entre las cuales estaban las mujeres que no tenían más derechos que los animales, esclavos y extranjeros. Lamentablemente, aún algunos “cristianos” mantienen conductas parecidas.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SER MUJER NO ES PECADO


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