Una condena, ¿de Jesús?



“Lo que Dios juntó no lo separe el hombre” (Mateo 19:6)

Siempre este versículo me ha parecido extraño. Más aún cuando se considera el contexto socio-cultural en el que fue escrito. Las mujeres, no eran consideradas en ninguna forma, al momento de negociar una boda. Los padres eran los que elegían con quién se habrían de casar los hijos. Se ponían de acuerdo ambas familias y la mujer, simplemente, era informada con quién se casaría, sin tener derecho a opinión. En ese contexto, ¿puede aplicarse la frase “lo que Dios juntó”, si no hay antecedentes bíblicos que hablen de bodas concertadas por Dios?

El tema es espinoso, porque estamos frente a una especie de determinismo divino, Dios decidiendo con quién se ha de casar una persona. Si tal fuera el caso, entonces, no se podría deshacer una relación, pero aún más, entramos en el problema de tener que responsabilizar a Dios por las uniones fallidas. ¿No es acaso Dios todopoderoso? ¿Por qué habría de unir a personas que van a fracasar? El determinismo aquí no tendría sentido.

Las mujeres, en esta ecuación no tenían voz ni voto. Lo que resulta ser un problema de justicia y Dios, aparecería avalando algo que está mal. ¿Es así como obra la justicia divina? Incluso más, las mujeres al casarse eran consideradas extranjeras o forasteras en la casa del marido o en su clan, sólo cambiaba la situación cuando tenía un hijo (no una hija, porque en ese caso, se la consideraba maldecida). Por lo tanto, su situación precaria, mejoraba, un poco, con la maternidad de un varón que se convertía en su aliado en la casa de su esposo (Malina y Rohrbauhg, 1996:348).

Por otro lado, el “no lo separe el hombre” es incongruente con lo que ocurría. Si Moisés dió carta de divorcio, que Jesús avala, ¿cómo entender esta frase si precisamente la carta autoriza el divorcio y el nuevo matrimonio? Además, las mujeres, nuevamente, no podían elegir divorciarse, esa era prerrogativa exclusiva del varón, y aunque Marcos sugiera otra cosa (Marcos 10:16), la realidad es que la mujer era la parte más débil y si el marido quería divorciarse, podía hacerlo por cualquier razón sin dar explicaciones. ¿Es correcta entonces, esta frase?



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SER MUJER NO ES PECADO


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