Varones antipatriarcales



“Pero vinieron unos pastores y las echaron. Entonces, Moisés se alzó, las defendió y abrevó su ganado” (Éxodo 2:17)

No somos muchos pero existimos. Podríamos ser calificados como “varones antipatriarcales”, y en mi caso un teólogo faminista, no porque crea en el feminismo per-se, sino porque defiendo la necesidad de una teología inclusiva que incorpore a varones y mujeres en igualdad de condiciones, más si creemos en una divinidad bíblica que “no hace acepción de personas”.

La teología feminista, tal como señala en una conferencia María José Ferrer Echávarria “es una teología incómoda porque denuncia, lee los signos de los tiempos y no renuncia a la utopía” (Ferrer, 2011). Esa ilusión que cree que es posible tener una teología inclusiva donde nadie sea juzgado a partir de su género sino de la convicción de que somos criaturas de origen divino, creadas a imagen y semejanza de Dios.

En la mayor parte de la historia de la teología cristiana a las mujeres se les ha negado su “condición de sujetos teológicos”. Han tenido que aceptar de manera pasiva y sin poder opinar, las interpretaciones que se han hecho de la fe y la Biblia, principal y fundamentalmente por varones, y la mayoría clérigos.

La mujer, en general, no ha sido examinada como sujeto de análisis teológico, a no ser por las interpretaciones trasnochadas de algunos personajes como Tertuliano que negaron a la mujer toda posibilidad de redención o misericordia por, supuestamente, ser culpables del pecado de Adán, lo que no sólo constituye una aberración teológica, sino un discurso sexista oportunista.

La misoginia patriarcal está presente en la mayor parte de las interpretaciones bíblicas que se dan en las iglesias y en los textos teológicos, que incluye manuales de teología, comentarios e incluso, la doctrina. Lo que ha hecho la mayor parte de la teología cristiana, desde el siglo II inclusive, ha sido encontrar nuevos argumentos para un patriarcado trasnochado que no tiene base bíblica, y que pretende, entre otros conceptos, mantener a las mujeres subyugadas, silentes, y sometidas al varón, porque no se les reconoce otro valor en sí mismas.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SER MUJER NO ES PECADO


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