Amor que crea



“Crea lazos de amor” (Proverbios 17:9)

Sygmunt Bauman, hablando de la precariedad del amor y de su sentido afirma: “El amor está muy cercano a la trascendencia; es tan sólo otro nombre del impulso creativo y, por lo tanto, está cargado de riesgos, ya que toda creación ignora siempre cuál será su producto final” (Bauman 2006:21). En otras palabras, el amor real, el que se esconde detrás de la fachada de la superficialidad de las novelas románticas y de los amores esporádicos, es un impulso creativo que nos expone no sólo a nuevas experiencias, sino a una manera de ver la vida que nos obliga a ser creativos.

No se puede mantener un amor en base a la rutina y lugares comunes. Es necesario estar alerta, no sólo a los cambios propios, sino a los de nuestra pareja, quien va creciendo junto a nosotros y anunciando su propio ritmo de existencia. En ese contexto, el amor tiene que exponerse al cambio y la superación de la rutina, de otro modo, encalla rápidamente en las rocas traicioneras de la fatalidad que acompaña a todo aquel que se confía y cree que porque ya “enamoró” está todo bien de allí en adelante, sin darse cuenta que el enamoramiento es tan sólo el principio del proceso, que se ha de repetir incesantemente todos los días.

En una cultura del derroche y del consumo, es difícil entender que el amor no es de compra fácil. No podemos devolver el producto. Tenemos que hacernos la idea de que estará con nosotros durante mucho tiempo y a menos que elijamos entender su funcionamiento, la pareja se convertirá en un lastre existencial que no calmará nuestras ansias de eternidad, sino que nos sumirá en un profundo duelo porque no terminaremos de dar en el clavo. Amar es asumir riesgo, empezando por el dejar de ser individuos que sólo se ocupan de sí mismos. Pensar en el otro y ocuparse activamente en el bienestar del amado es condición básica del amor que perdura.

Una vez Bauman con su cinismo existencial sin anestesia nos dice: “Sin humildad y coraje no hay amor. Se requieren ambas cualidades, en cantidades enormes y constantemente renovadas, cada vez que uno entra en un territorio inexplorado y sin mapas, y cuando se produce el amor entre dos o más seres humanos, éstos se internan inevitablemente en un terreno desconocido” (Bauman, 2006:22). Porque amar implica conocer, ese señero término que la Biblia vincula con el amor. Conocer más allá de las apariencias, y darnos el trabajo de entender, que es otra manera de explorar, porque sin esos dos ejercicios el amor simplemente no existe.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez 
Del libro inédito: Lazos de amor

#MiguelÁngelNúñez #Meditacióndiaria #Devocional
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.