Correr tras el viento



“Mejor es lo que ven los ojos que lo que el alma desea. También esto es vanidad y correr tras el viento” (Eclesiastés 6:9 LBLA)

Una de las frases más repetidas en el libro de Eclesiastés es “correr tras el viento” y está vinculada al absurdo de ir tras objetivos que son fútiles y vanos. ¿Has pensando en lo poco inteligente que es correr tras el viento? ¿Será posible alcanzarlo alguna vez? ¿Quién puede controlar el viento?

Los seres humanos somos expertos en complicarnos la vida. Vamos de un enredo en otro. No sólo tergiversamos las palabras de otras personas y no las entendemos, haciendo de eso un desaguisado monumental, sino que además, nos metemos en líos gratuitos, exclusivamente porque “corremos tras el viento” intentando objetivos que son falsos.

En libro Amor líquido, el sociólogo y filósofo Zigmunt Bauman afirma que: “La experiencia ajena sólo puede conocerse como una historia procesada, interpretada según lo que otros vivieron” (Bauman, 2006:18). Que es algo similar al dicho popular: “Nadie aprende en cabeza ajena”. Resulta muy difícil entender lo que otros han vivido, a menos que, con dolor y sufrimiento, aprendamos las lecciones que sólo la experiencia puede dar.

En el amor nada está previamente trazado, pero, “correr tras el viento” al estilo de Salomón, implica fijarse en expectativas irreales y objetivos que son imposibles de alcanzar para cualquier ser humano, como por ejemplo, creer que el amor solucionará todos mis problemas existenciales, o que la pareja que elija hará que todos mis días siguientes estén llenos de pasión y lujuria; suena como un buen sueño, pero no es más que eso, una ilusión.

Lo único cierto es que para amar hay que decidir amar cada día y con todas las falencias propias de lo humano. Es de que “hasta la muerte los separe”, no es cierto... Cada día hay más situaciones que separan a los seres humanos convirtiéndolos en individuos enfermos y tóxicos. Parejas que no deberían estar casadas porque se hacen daño siguen, unidas a un ideal que no resulta o juntos por culpa. El amor se construye día a día. Por eso que el concepto “pacto” de la Biblia es tan importante. Para que los pactos funcionen, se precisa de voluntad y trabajo. Voluntad para elegir seguir estando en el pacto y trabajo, porque hay que ponerle ganas, energía y sacrificio para que el asunto funcione. Pero, para eso se necesita a la pareja, a los dos, porque de otro modo, es “correr tras el viento”.




Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez 
Del libro inédito: Lazos de amor

#MiguelÁngelNúñez #Meditacióndiaria #Devocional
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