No significa nada a largo plazo



“Con amor eterno te he amado” (Jeremías 31:3 BLA).

El único que puede aspirar a una relación de amor eterno es Dios. Es el único que tiene la capacidad de mantener un compromiso a largo plazo y fiel a sí mismo, mantenerlo. Los seres humanos estamos determinados a vivir amor precarios que necesitan ser alimentados constantemente o mueren o encallan en las rocas de la rutina, de la falta de crecimiento, de la inopia, y de tantas y tantas falencias deficitarias de lo que es propiamente humano.

“Es que he invertido tanto en esta relación”, me decía alguien y luego enumeraba: Tiempo, dinero, energía, profesión, y un sin número de otras “inversiones” que le parecían que estaba perdiendo.

Bauman señala acertadamente: “Si usted invierte en una relación, el provecho que espera de ella es en primer lugar seguridad, en sus diversos sentidos: la cercanía de una mano que ofrezca ayuda en el momento en que más la necesite, que ofrezca socorro en el dolor, compañía en la soledad, que ayude cuando hay problemas, que consuele en la derrota y aplauda en las victorias; y que también ofrezca una pronta gratificación. Pero escuche esta advertencia: las promesas de compromiso en una relación, una vez establecida, ‘no significan nada a largo plazo’” (Bauman, 2006:30).

A largo plazo lo único estable es el cambio. Por lo tanto, lo único que podemos esperar es que habrán cambios de todo tipo y si no estamos preparados terminaremos destruidos, no sólo en relaciones tóxicas, sino en matrimonios donde el aburrimiento y la apatía existencial serán la tónica. Vivir para hacer lo mismo todos los días, durante toda la vida, es lo más parecido a un suicido lento, tortuoso y finalmente, mortal.

El amor ofrece fortaleza a la mente cansada de andar en busca de precariedades, pero a la vez, se vuelve a sí mismo en una precariedad, en tanto y cuando no se entiende que debe ser reactivado y reforzado día a día.

Amar es un ejercicio de la voluntad, no del sentimiento. Sentir es precario, pasajero, cambiante, fugaz, irracional, esporádico, efímero, y espantosamente ineficaz para mantener relaciones a largo plazo. Elegir amar en cambio, todos los días, y a cada momento, es un ejercicio de la voluntad que aprende que el amor es parte de una condición propia de los que escalan montañas, para llegar, debes dar un paso a la vez, uno tras otro, sin descanso, de otro modo, sólo queda el abismo.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez 
Del libro inédito: Lazos de amor

#MiguelÁngelNúñez #Meditacióndiaria #Devocional
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