Un pueblo de inmigrantes



“Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos, y llorábamos al acordarnos de Sión” (Salmo 137:1)

Todos los que somos inmigrantes podemos entender la nostalgia y añoranza que expresa este salmo. Sentados allí, a las orillas del Eufrantes, llorando por la tierra que dejaron atrás.

He vivido desde hace más de 20 años lejos de la tierra donde me crié. Sé lo que se experimenta al dejar atrás los colores, las formas, los sabores que representa el terruño. Quienes han vivido siempre en el mismo lugar les cuesta mucho entender ese sentimiento que se produce cuando alguien vive lejos de la tierra que lo vio nacer.

Un inmigrante es alguien sin raíz. Está desarraigado de su contexto social. En muchos casos, la adaptación no es fácil ni simple. Demanda mucho esfuerzo emocional el tener que vivir en un ambiente donde todo es diferente a lo que se ha conocido hasta ese momento. Muchos entran en procesos depresivos producto de ese golpe que supone estar en un contexto diferente al que se ha dejado atrás.

En el caso de los hebreos de los cuales habla el salmo la situación es aún más dramática porque han sido obligados a ir a Babilonia en contra de su voluntad. No es algo que han elegido. A la situación violenta de estar desarraigados se suma el tener que enfrentar una situación que no se ha buscado de ningún modo.

Muchos inmigrantes también son forzados a abandonar su tierra por las circunstancias en las que se encuentran en el momento que toman la decisión de partir. Para muchos la decisión es una cuestión de vida o muerte como me decía alguien en Alemanía que había sido obligado a partir de El Salvador producto de amenazas de muerte de las maras:

—Estoy tranquilo, pero en el fondo, algo nos falta, no sólo el sabor de nuestra tierra sino los amigos, el barrio y la gente que conocíamos de siempre.

Los cristianos somos por definición inmigrantes. Este mundo no es el nuestro. Vivimos como “peregrinos y extranjeros” (Hebreos 11:13), anhelando nuestra “patria mejor” (Hebreos 11:16), aquel ignoto lugar donde moraremos por la eternidad junto a nuestro buen Dios que nos explicará el verdadero sentido de su amor.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez 
Del libro inédito: Salmos de vida

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