Desechado



“La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser piedra angular” (Mateo 21:42)

Hace poco visité una universidad en Texas. Me gusta visitar universidades cuando viajo a EE.UU., todas tienen un aire señorial especial, con pilares imponentes y edificios que llaman a la humildad por lo imponentes que son. Una visita obligada es ir a las bibliotecas, que también son impresionantes, aunque sea de una universidad pequeña.

Cuando entramos lo primero que me llamó la atención fueron dos estanterías que estaban en la entrada con dos letreros que decían:

—Libros desechados, llévese el que quiera.

Me sentí contento porque amo los libros, así que me puse a mirar con detenimiento uno a uno. La mayoría eran libros de ciencias ya obsoletos. Los textos científicos suelen quedar fuera de circulación en pocos años porque la ciencia se renueva continuamente, así que no fue sorpresa. Sin embargo, de pronto vi obras realmente buenas, textos clásicos, algunos libros de autores que conocía y no podía entender porque estaban allí.

Al entrar vimos otra estantería con libros a la venta, pero ninguno superaba 1 dolar, de hecho había libros incluso a 10 centavos, y algunos muy buenos. Sufrí por no comprar más, pero tenía que pensar en la maleta de regreso y no pude traer muchos.

Reflexionando esta mañana sentí un poco de tristeza al pensar que tal como esos buenos libros fueron desechados, probablemente porque en la biblioteca tenían otro ejemplar, o tal vez, como intuyo que el bibliotecario considero que ya que no eran consultados era mejor tirarlos, existen personas que desechamos o que pensamos que ya no tienen lugar en la vida, lo que es mismo que tirar algo a la basura. ¿Y si fuéramos nosotros?

“A pesar de la continuidad ininterrumpida de nuestros vicios, siempre encontramos un ratito para despreciar a los demás” (Jules Renard)




Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: Reflexiones al amanecer 


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