El peligro latente


“El corazón del sabio busca el bien, pero el del necio busca el mal” (Eclesiastés 10:2)

No existe una ética perfecta. Seguramente más de algún fundamentalista saltará diciendo que no es cierto, que la Biblia contiene un dechado de ética perfecta. La realidad, dista mucho de ese prejuicio infantil. Lo cierto es que en la Biblia encontramos hechos escandalosos y actitudes que lindan en lo más grotezco, porque simplemente, es un libro auténtico y veraz, no como los cristianos hablan, sino como es la vida, contradictoria y compleja.

La mayoría de los personajes bíblicos, salvo excepciones, estarían para ser tratados por psiquiatras, porque tenían conductas tan ajenas a la racionalidad, que bien algunos podrían pasar por seres desequilibrados. ¿Qué nos dice eso de la Escritura? Nada más y nada menos que refleja a la humanidad en toda su crudeza.

Dios es éticamente perfecto. Todos los seres humanos, estamos en un trayecto permanente para poder entender dicha ética en contraste con nuestras limitaciones y contradicciones.

El peligro latente es que en todo ser humano habita potencialmente un radical autoritario, asesino y confusamente, intolerante. Muchos no despliegan su verdadero ser, simplemente, porque las circunstancias no lo ameritan. Pero, suficientes ejemplos hemos visto en la historia como personajes impolutos se convierten en asesinos, torturadores y abusivos, simplemente, porque pueden.

Con mayor razón, necesitamos buscar una ética que sea razonable, estrictamente analítica y suficientemente ponderada para que en ella entren todos, no sólo los que son autores de teorías. Los valores éticos no son patrimonio de un grupo eclesiástico ni de un fenómeno político, son de todos.

“Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos, y con el amor los errores de nuestra moral” (José Ortega y Gasset)




Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: Reflexiones al amanecer 


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