Libres.... pero



“Las consecuencias de sus acciones pasadas” (Isaías 65:7)

La mayoría de los seres humanos normales defiende la libertad y el uso de su libre albedrío para decidir qué hacer y qué decir. No obstante, no todos entienden que la libertad implica hacerse cargo, de otro modo, se convierte en algo muy distinto a la libertad, el libertinaje, donde nadie es responsable de nada.

Dios le dijo a David, te perdono, pero “la espada jamás se apartará de tu familia” (2 Samuel 12:10). El pueblo de Israel, como nación fue perdonada por intercesión de Moisés, pero a consecuencia de sus acciones debieron “vagar por el desierto cuarenta años” (Números 32:13). Todo lo que hacemos trae consecuencias, no sólo negativas, porque tal como reseña Deuteronomio 28, las consecuencias son de todo tipo, dependiendo de la decisión que hemos tomado.

La tragedia del mundo contemporáneo es que las personas pretenden ser libres, pero no quieren hacerse responsable de lo que hacen ni de las consecuencias que tiene su accionar.

Cuando la libertad no va acompañada de responsabilidad, entonces, se convierte en una parodia, en algo sin sentido.

No podemos andar por la vida culpando a los demás por nuestros desaciertos.

El otro día escuchando al presidente de los EE.UU., que cada vez que lo escucho me produce dolor de estómago sentía que es un fiel modelo del hombre contemporáneo irresponsable. La droga es culpa de Colombia, pero no admite que su país es el máximo consumidor a nivel mundial; los inmigrantes traen problemas, sin admitir, que muchos de ellos buscan emigrar porque las políticas norteamericanas han empobrecido a sus vecinos del sur, y así sucesivamente. Libertad sin responsabilidad no sirve.

“La libertad, al fin y al cabo, no es sino la capacidad de vivir con las consecuencias de las propias decisiones” (James Mullen)



Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: Reflexiones al amanecer 


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