“El Señor es mi bandera” (Éxodo 17:15)
Una canción de Jesús Adrián Romero me ha llamado la atención y hay dos oraciones que suelo tararear, a veces, varias veces al día: “Y en medio de mi confusión se alzaba tu bandera”, y “me refugié en la cruz y en tu bendito amor”.
Luego encontré el versículo de Moisés que dice: “El Señor es mi bandera”, y se me hizo más sentido aún.
Las banderas, desde siempre, simbolizan la patria, el terruño, el lugar de donde somos. He viajado por medio mundo, y no importa dónde esté cuando veo ondear la bandera chilena, siento una gran alegría, una sensación de pertenencia que no tengo con otras banderas ni colores.
Antiguamente, las familias enviaban a hacer banderas o escudos familiares, para de una manera u otra marcar una distancia con otros clanes, grupos o apellidos. Era una manera de decir, “somos otro núcleo”, diferente. Era la manera de señalar identidad.
Dios es nuestra bandera. Nos invita a que nos cobijemos debajo de su estandarte, que estemos protegidos por su presencia. Eso no sólo vale para la vida personal e individual, sino para las relaciones de pareja.
Es un hecho, en numerosos estudios similares, que las parejas que tienen hábitos religiosos son más estables, tienen menos conflctos intepersonales y duran más tiempo casados. ¿Por qué? Simplemente, porque ondean en sus casas la bandera de Dios. Se protegen bajo su presencia, son ciudadanos de un país que no tiene fronteras y que dirige Dios.
Una pareja que se deja guiar por Dios tiene más posibilidades de sobrevivencia que otra que simplemente se deja llevar por las circunstancias y los momentos. El sentido trascendente lo da el saber que Dios tiene altas expectativas para los seres humanos, y además, busca darles a los seres humanos lo que por sí mismos no podrían lograr: El milagro del perdón; la tolerancia para soportarse mutuamente; la fortaleza para sostenerse mutuamente, especialmente en los momentos difíciles; la paciencia que puede ayudarles a limar asperezas. Sin duda, quienes viven bajo la bandera del Señor tienen más posibilidades.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Lazos de amor
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