Apertura



“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente” (Romanos 12:2).

La mente humana es extraordinaria y excepcionalmente maravillosa. No tiene parangón. No se puede comparar con nada, porque ni aún la computadora más avanzada puede realizar lo que el cerebro menos desarrollado puede hacer.

Sin embargo, toda esta maravilla se ve opacada por mentes que se niegan a expandirse y utilizar el máximo de su potencial. Muchas personas simplemente utilizan sus facultades al mínimo repitiendo a coro ideas falsas, premisas equivocadas o prejuicios, sin atreverse a ir un poco más allá, explorando, escrutando o investigando más. Sólo se conforman con repetir y validar sus propias opiniones sin sustento de ningún tipo.

No hay que equivocarse, para que la mente se abra, no se necesita un abrelatas, es preciso voluntad. Es fundamental que las personas quieran salir de sus estados de mediocridad y aspirar a otra cosa, a algo superior, que les permita mirar la existencia de una manera más amplia, dúctil y no cerrada ni estereotipada, que es lo que ocurre con mentes que voluntariamente se cierran al conocimiento y la posibilidad de saber.

La rigidez de conceptos, el negarse a examinar los presupuestos, el aferrarse obstinadamente a ideas que no se pueden probar, sostener argumentos sin base, son todas señales o indicios de estar frente a una mente cerrada.

Es interesante que la Biblia siempre habla que los cambios, los que perduran, los verdaderos, comienzan en la mente, porque desde allí se producen las transformaciones reales, las que harán la diferencia. Sin una mente amplia, abierta al cambio y dispuesta a explorar nuevas respuestas, lo único que queda es oscurantismo, reticensia al cambio, violencia hacia quienes tienen ideas diferentes, y una actitud beligerante contra todos aquellos que de un modo u otro saquen a esa persona de su zona de confort. Para pensar es necesario atreverse a criticar las propias ideas, de otro modo, sólo es repetición sin sentido.

Lo que sea que un hombre quiera hacer, debe primero hacerlo en su mente” (Albert Szent Gyorgi).

Del libro inédito Reflexiones al amanecer
Copyright: Miguel Ángel Núñez
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.