Lentos para enojarse


“Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse” (Santiago 1:19)

Muchas personas justifican algunas malas acciones simplemente porque estaban “enojados”. Una cosa es enojarse, otra muy distinta es permitirse algunas licencias que son destructivas. Es normal molestarse en algún momento por algún evento, sin embargo, cuando permitimos que eso controle nuestra vida, terminamos en una situación tan compleja que termina convirtiéndose en una conducta que destruye todo.

Gary Smalley en su libro El amor es una decisión señala de manera taxativa: “El enojo puede arrancarle la vida a una relación”. Puede parecer una exageración, pero cuando alguien permite que el enojo se instale en su relación, es como dejar que una bomba de tiempo esté en nuestra sala, tarde o temprano explotará y dejará una destrucción impredecible.

Es cierto, todos los seres humanos nos enojamos, no obstante, hay una gran diferencia en sentirse molesto por alguna situación y permitir que el enojo controle nuestra vida.

Cuando el enojo toma el control de nuestras emociones, entonces, nuestra conducta se vuelve impredecible y el potencial para dañar emocional y físicamente a quienes están a nuestro lado aumenta de manera exponencial.

Las técnicas para control emocional, que no son otra cosa que ayudas para que las personas canalicen sus emociones de manera positiva.

Algunos tips posibles son, si se enoja:

-No grite ni se exalte, salga, camine, cálmese. El cuerpo reacciona de manera similar a un motor que se ha puesto en marcha, baje las revoluciones, porque estando enojado todo lo que diga puede tener el potencial de dañar.

-Avise a los que están a su lado que está molesto, que por favor lo dejen calmarse, si son empáticos y se ha acordado hablar de los enojos, comprenderán que lo mejor es esperar.

-Si se exalta sin motivo y de manera incontrolable, entonces, va siendo hora de que pida ayuda... a veces es la mejor salida.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 121: Te agradezco Dios por todas las personas que has puesto en mi camino que me enseñaron a establecer prioridades. Sin ellas estaría perdido. 

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Respeto y honor



“Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente” (Romanos 12:10)

En el mundo antiguo la expresión “honor”, tenía un lugar muy importante. Muchas acciones se realizaban por “honor” y cuidar la honra personal, era en muchos casos, un asunto vital. Lamentablemente, con los años, dicho concepto fue perdiéndose.

Pablo habla del amor mutuo, y señala que dos de las características centrales del amor son el respeto y la honra.

No puede haber una relación de amor sin respeto. El respeto es la clave fundamental. Si le falto el respeto a mi pareja, al considerarla inferior o restándole méritos a su vida, el amor no prospera, tarde o temprano se acaba. Ninguna persona se casa para que le falten el respeto, al contrario, la relación de pareja debe ser un lugar donde se salvaguarde el respeto mutuo, de otro modo, se altera la existencia normal y lo que se constituyó para ser una fuente de alegría, se convierte en una tortura.

Al respeto le acompaña la honra. La expresión “honor” en el original griego está vinculado a la idea de “dar peso” y se refería originalmente al concepto de que mientras más valioso era algo, más honor merecía. Por eso que se compara a la honra con el oro y con piedras preciosas. Cuando amamos debemos conceder honor, es decir, darle un lugar especial a la pareja, si no valoramos a quien es nuestro esposo o esposa, entonces, faltamos al honor que merece.

Respeto y honor son dos pilares fundamentales que evidencia la presencia del amor. Eso significa que otorgar respeto y honor, no es mera palabra, exige acción y consistencia. Una relación de pareja sin estas dos cualidades esenciales está condenada al fracaso. No es posible amar sin honor y respeto mutuo.

Parte del respeto y el honor es priorizar. Eso significa que nadie debería importar más que la pareja porque de otro modo le faltamos el respeto y no le damos el honor que corresponde. Establecer las prioridades del a vida, es en muchos sentidos, una muestra fehaciente de que amamos de verdad, y no con mera palabrería.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 120: El respeto que Dios manifiesta por los seres humanos merece todas las alabanzas. Dios no impone, no exige, sólo espera que elijamos por él, pero nunca nos fuerza. Gracias Dios por tu bondad. 

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Éxito en la relación


“Tendrás éxito en todo lo que emprendas, y en tus caminos brillará la luz” (Job 22:28)

En su libro Relaciones: Amor, matrimonio y espíritu el escritor John Roger señala que: “La mayoría de las personas diría que un matrimonio exitoso se basa en el amor incondicional, sin embargo, la verdad es que por lo general la gente no se casa por amor incondicional sino por amor condicionado. Se condicionan el uno al otro, incluyéndo amarse mutuamente sin condiciones, basados en condiciones. Con frencuencia piden que la otra persona llene ese espacio vacío, solitario y de inseguridad que hay dentro de ellos, y la persona sencillamente no sabe cómo hacerlo. Nadie sabe cómo colmar a otro a pesar de lo que digan las canciones y las películas románticas. En verdad, pocos saben cómo llenarse a sí mismos” (Roger, 2008).

Roger pone en el tapete uno de los problemas que a menudo se elude cuando se trata de parejas, las expectativas desmedidas que se construyen con el matrimonio.

¿Puede una persona normal saber con exactitud como satisfacer las expectativas de su pareja? Es muy difícil, es un aprendizaje que lleva años, así como decimos, años. No es posible conocer de un momento a otro cómo es nuestra pareja ni cuáles son sus expectativas más íntimas.

La intimidad, no sexual ni física, sino la que implica traspasar las barreras emocionales y entender a cabalidad los miedos, alegrías, conflictos, aspiraciones, historia personal, traumas y todo aquello que compone el entramado emocional de una persona, es lo que hace que una pareja pueda comunicarse al único nivel que tiene importancia, en la intimidad emocional profunda.

Muchas parejas viven uno al lado del otro sin ser capaces de expresar sus sentimientos más caros y personales. Es un riesgo hacerlo, deja a la persona vulnerable, pero, de no hacerlo, el riesgo es mucho mayor.

La intimidad más profunda, es lo que permite a las parejas sortear los momentos difíciles y llegar a amarse con ternura y comprensión. Lo demás, es teoría.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 119: Somos la única especie capaz de expresar emociones profundas, ese es un don divino, y le agradezco a Dios por esa posibilidad, sin eso seríamos similares a robots o animales un poco más desarrollados.

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Un Dios de justicia


“Dios mío, líbrame de las manos del malvado, de las manos del criminal y del violento” (Salmo 71:4)

En Mozambique mujeres y niñas sufren una amenaza a su integridad física y moral por la promulgación de una ley que es, definitivamente, una vergüenza en pleno siglo XXI.

La República de Mozambique es un país situado en el sureste de África. Tiene una población de casi 22 millones de habitantes. Es uno de los países más pobres de África, y su mortalidad infantil es la más alta en el mundo y teniendo el índice de desarrollo más bajo. Desde fines de la guerra civil que asoló el país por varias décadas hasta el año 1992, ha habido una gran mejoría en el país, pero aún falta mucho por hacer.

El parlamento de Mozambique ha discutido promulgar una ley que permitiría que violadores y abusadores sexuales eludan la ley si le ofrecen matrimonio a sus víctimas. ¡Parece increíble! Es decir, la misma ley dejaría en total desamparo a niñas y mujeres, que deberían aceptar como normal, el abuso sexual reiterado.

El proyecto establece que cualquier cargo criminal es anulado después de cinco años del matrimonio, a menos que haya divorcio o separación causado “por” el acusado. Los únicos que podrían presentar una denuncia contra el violador son el padre o tutor legal, en caso de una menor. Es decir, la víctima no puede emprender acciones legales por sí misma. Con esta legislación se vulneran el derecho a obtener justicia, a la integridad física, a no sufrir discriminación, ni tortura, ni trato cruel, inhumano y degradante.

Dios no puede aceptar esto. Cualquier persona que no levante su voz reclamando justicia y exigiendo que esto no se lleve a cabo, demuestra estar a favor de los violadores. En temas de justicia, o estamos con lo justo o validamos la injusticia. En temas de justicia no hay término medio o estamos a favor del derecho o estamos en contra. Nunca quiso Dios en su diseño que esto ocurriera y por mandato divino debemos levantar la voz contra la injusticia.

Dios creó la relación sexual para el gozo de la pareja, no para degradación o abuso. Cualquier otro modelo, vulnera la creación divina.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 117: La Biblia nos presenta un Dios de justicia, los muchos ejemplos de lo que Dios cree y piensa sobre la falta de derechos están a la vista, agradezco a Dios por no ser parcial y mostrar su desacuerdo con los actos faltos de derecho. 

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El olvido del pacto


“Hagamos un pacto tú y yo, y que ese pacto nos sirva como testimonio” (Génesis 31:44)

Desde la antropología las definiciones del matrimonio están llenas de una especie de “cinismo ilustrado” que, de algún modo, desperfilan el sentido de la relación matrimonial, al menos, como la ideó Dios.

William N. Stephens, en su ensayo titulado: “La familia en una perspectiva transcultural”, define el matrimonio diciendo que:

“El matrimonio es una unión sexual socialmente legitimada, que se inicia con una notificación pública y que se emprende con cierta idea de permanencia; se asume con un contrato de matrimonio más o menos explícito, que fija derechos y obligaciones recíprocos entre los esposos, y entre los esposos y los futuros hijos” (Nieto 57).

Esta definición privilegia lo pragmático por sobre el ideal planteado por la divinidad.

Según Stephens, legitima la relación sexual por sobre normas sociales que castigarían a quien no vive de acuerdo a la “ley”. Notifica públicamente a todo un grupo social la exclusividad sexual de dicha pareja que inicia esa vida en común no como un asunto de un día, sino como un acto de permanencia. Todo se supone parte de un contrato donde existen obligaciones y derechos que no se discuten, pero cuya transgresión puede suponer un castigo social, en algunos casos, establecidos en el mismo contrato. Visto así, el matrimonio no es nada más que un contrato que hace lícito lo que fuera del matrimonio aparece como ilegítimo.

Sin embargo, en la Biblia, lo más radical no es la vida sexual sino el pacto de amor que la pareja realiza. En la definición de Stephens, el amor no tiene lugar, es obviado como algo secundario, que ni siquiera se menciona. Sin amor, el compromiso matrimonial que legitimaría la vida sexual, convierte a la relación marital en un asunto exclusivamente civil y legal, quitándole el valor afectivo y emocional, que tiene cuando se comprende que la vida en pareja es mucho más que un compromiso legal... de hecho, la idea de legalidad matrimonial apareció mucho tiempo después de que se creara el concepto “matrimonio”, idea de origen divino y no humano.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 117: Dios ama la belleza, la armonía, la alegría y por esa razón creó el matrimonio, para que los seres humanos pudiéramos vivir en un contexto de plenitud, todo lo que escapa a esa intención divina, no es correcta. Deberíamos agradecer la claridad de Dios al mostrarnos un modelo que nada tiene que ver con lo que a veces se presenta. 

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Un don divino


“Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5:5)

Si tomamos el versículo 5 del capítulo 5 de Romanos, al pie de la letra, entonces el amor es un don de Dios provisto al ser humano mediante el Espíritu Santo.

Ese concepto tira por tierra la idea de que el amor es producto del esfuerzo humano de manera completa. En cierto modo, el ser humano tiene la potencialidad de amar y por lo tanto puede generar la decisión de hacerlo. Sin embargo, en otros sentidos es un milagro. Amar exige dar y darse, eso va en contra de la naturaleza humana que habitualmente busca su propia satisfacción y por egoísmo sólo aspira a tener sus propias necesidades suplidas. En ese sentido, el Espíritu Santo se convierte en el elemento divino que le da al ser humano la capacidad de hacer algo que no surge en él de manera espontánea: Amar. Con todo lo que eso significa en términos de entrega, abnegación y auto sacrificio.

Eso implica que para que el amor florezca y se mantenga en el matrimonio es preciso depender continuamente de Dios quien otorgará el don a quienes lo pidan. Si alguien carece de amor, Dios puede darle la capacidad de amar. Dios ennoblece los sentimientos negativos y las actitudes que causan dolor a nuestros semejantes. Pero no puede hacerlo de manera forzada, es preciso que el ser humano acepte el accionar divino.

Cuando la pareja, individualmente están conextados con Dios, entonces, hay más posibilidades de mantener viva la llama del amor entre ellos. Tal como dice Cantares: “¡El fuego ardiente del amor es una llama divina!” (Cantares 8:6 DHH99), en otras palabras, sin Dios la pareja carece de la posibilidad de vivir la plenitud del amor.

El amor es fruto de la acción del Espíritu Santo (Gálatas 5:22). Para que obre el poder de Dios en el ser humano es preciso que cada persona acepte la ingerencia de la divinidad en su vida. Dios no obliga a nadie, el respeto de Dios es tan grande que nunca manipula, esa es una buena lección para los seres humanos que a menudo recurrimos a argucias para que alguien nos ame.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 116: Gracias Dios por el amor, el magnífico don del amor, sin el amor seríamos nada más que robots intentando vivir. 

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Por un propósito supremo


“Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser” (Génesis 2:24 NVI99)

En su libro El matrimonio que siempre ha deseado el Dr. Gary Chapman se pregunta qué es el matrimonio y para qué sirve, cuestión que seguramente más de alguna persona se ha planteado. Su respuesta es que “el matrimonio no es un contrato para hacer aceptables las relaciones sexuales. No es meramente una institución social que provee cuidados a los hijos. Es más que una clínica psicológica donde conseguimos el apoyo emocional que necesitamos. Es más que un medio para ganar estatus social o seguridad económica. El propósito supremo del matrimonio no se alcanza siquiera cuando es un vehículo para el amor y la compañía, por muy valiosas que sean” (Chapman, 2006: 15).

Es evidente que con esta visión Chapman está tirando por tierra muchas de las concepciones que históricamente se han desarrollado sobre el matrimonio. Al continuación agrega: “El propósito supremo del matrimonio es la unión de dos individuos al nivel más profundo posible en todas las áreas, lo que a su vez lleva a la pareja al mayor de los sentimientos de realización, al tiempo que sirven mucho mejor a los propósitos de Dios para sus vidas” (Chapman, 2006: 15).

Cuando se piensa en el matrimonio en el contexto de un “propósito supremo” se le da un sentido y una lógica muchísimo más trascendente de lo que habitualmente se le otorga en una sociedad donde los vínculos matrimoniales están cada vez más desprestigiados.

No es casualidad que los matrimonios que tienen como meta cumplir la voluntad de Dios son los que más perduran en el tiempo en comparación a aquellos que no tienen valores religiosos integrados en sus vidas. Es evidente que la espiritualidad le otorga un plus a la relación matrimonial que le otorga un contexto mucho más profundo y valioso.

Dios creó el matrimonio. Lo hizo como parte del diseño humano, entendiendo que tanto el varón como la mujer, serían más plenos teniendo como compañía a alguien que les diera un sentido de identidad y pertenencia como ningún otro vínculo puede dar.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 115: Cuando Dios crea lo hace con sentido, propósito y una visión clara de lo que desea lograr. Es maravilloso pensar en un Dios creador. Agradezco a la divinidad por su inmensa creación. 

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Un proyecto compartido


“Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33)

Walter Riso, el psicólogo ítalo-colombiano señala acertadamente que: “El amor de pareja es una comunidad de dos, donde nos asociamos para vivir de acuerdo con unos fines e intereses compartidos” (Riso, 2006: 11).

Cuando hay unilateralidad, entonces, deja de ser un proyecto de dos para convertirse en una visión de uno que es impuesta a otro, quitándole de paso, justicia a la relación.

La clave es “compartir”, que implica construir un proyecto de a dos. Si en algún momento en la relación esto falla, entonces, se acaba la “re-lación”, que implica estar enlazados o unidos, en este caso, a un proyecto común.

Muchas mujeres se resignan a seguir los planes y proyectos de los maridos sin voz ni voto. Millones de ellas languidecen en lo que es una cárcel y no una relación paritaria.

El plan de Dios para la pareja humana implica una relación de respeto y consideración mutua.

Es absurdo construir “pareja” sin un proyecto compartido. La expresión “pareja” supone a dos, si uno sólo propone y designa lo que se hace o dice, termina aniquilando el par y se convierte en el proyecto de uno, y por lo tanto, el mismo concepto de matrimonio se pierde.

Un matrimonio es un proyecto que comparten un varón y una mujer que aportan a la relación lo mejor de sí mismos. Sus dones y talentos son sumados para construir un vínculo donde se respeten las individualidades y se tenga el suficiente espacio para ser y expresarse.

Esto significa que no es posible pensar en pareja sin un proyecto pensado, ejecutado y realizado por dos.

Es notorio cuando una pareja marcha como tal, observar que construyen juntos algo en lo que ponen todo su corazón y vida. Cuando esto ocurre, eso da estabilidad a la relación, porque ambos entienden que son escuchados, respetados y apoyados.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 113: Cada pareja que decide casarse es un canto a la esperanza y al amor, nos ayudan a creer que aún es posible y que todavía quedan ganas de intentarlo. Gracias a Dios por darnos esa capacidad a los seres humanos, sobreponerse incluso a contextos difíciles. 

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Prioridades


“Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33)

Una verdad que a menudo se pasa por alto es que la vida consiste en establecer prioridades, decidir efectivamente qué será primero, segundo y tercero en nuestra vida. Las prioridades condicionan nuestra existencia, así sin más.

Cuando se establecen prioridades los seres humanos lo que hacen es seguir patrones y modelos aprendidos de sus familias de origen. Si el padre dedicaba más tiempo a su trabajo que a su familia, probablemente, ese será el tipo de conducta que tendrán los hijos. Si la madre optó por trabajar mientras los niños eran pequeños, tal vez, algunos hijos lo considerarán normal y harán lo mismo, y así sucesivamente. No nacimos en el aire, somos herededores de una cultura familiar que en ocasiones traspasa varias generaciones.

Las prioridades de un modo u otro nos van dando las pautas para establecer lo importante y lo secundario.

¿Cuáles son las prioridades para una persona casada que es cristiana?

En primer lugar, Dios. Tal como dice el texto de hoy, cuando Dios es primero todo lo demás viene por añadidura. La convicción de la fe hace que todo se ordene de una manera natural.

Luego de Dios es el lugar para el cónyuge. Un matrimonio cristiano entenderá que nada hay más importante en sus vidas que atender las necesidades de su pareja.

Si tienen hijos, es necesario poner a los hijos luego de la atención de la pareja. Si los cónyuges están bien los hijos también lo estarán. Por esa razón, los hijos vienen después de la pareja.

El trabajo, es fundamental luego de atender lo anterior. Uno de los males que enfrentamos en la actualidad es que el trabajo ha suplantado a Dios y a la familia. Muchos dicen que trabajan para darles lo mejor a sus hijos, sin embargo, al no establecer prioridades claras terminan cometiendo el error de transmitir un mensaje equívoco.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 113: Agradezco a Dios por la posibilidad de trabajar y sólo espero poner el trabajo en el lugar que corresponde para no olvidar mis prioridades. 

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La boda es lo más sencillo


“Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión” (Oseas 2:19)

Es probable que todos los que están casados recuerden el día de su boda como algo excepcional. En medio del fragor de la boda se olvidan de todos los preparativos y de las luchas, de las discusiones, de las elecciones y de tantos detalles que configuran una boda. No hay como evadir el asunto, por más sencilla que sea una boda, siempre es difícil. Novias y novios son complicados, muchos se convierten en histéricos y sacan de quisio hasta el más tranquilo. Sin embargo, por muy difícil que la boda sea, siempre es más fácil una boda que un matrimonio. Cuando terminan de sonar las campanas de la iglesia o de recibir el arroz que se tira en el registro civil, recién en ese momento, comienza lo difícil, el matrimonio.

Una boda es un momento puntual, con sus aciertos y sus momentos cómicos o difíciles es una ceremonia. El matrimonio es algo que dura día a día y se mantiene o se deteriora en la medida en que las personas se compromenten.

No más comenzar la vida en común surgen desilusiones que son lógicas, los varones adaptándose a tener que cumplir horarios o dar cuenta de los lugares dónde van para dejar tranquila a la esposa, tener que colaborar en casa, atender los mil detalles que conlleva tener un hogar. Las mujeres, adaptándose a cientos de situaciones que demandan concentración y aprendizaje. Ciertamente el matrimonio, con todos sus momentos agradables, es también fuente de tensión y en muchos casos de conflicto.

No es fácil estar casado. Las parejas deben aprender a vivir juntos, lo que no es sencillo, especialmente, cuando se ha construido una vida independiente emocional y económicamente. Por lo tanto, se necesita de panciencia, cortesía, empatía y una gran cuota de sabiduría para vivir el matrimonio. No está demás preguntar, prevenir estudiando, leer, pedir consejo cuando se llegue a una situación de encrucijada o hablar para evitar que algo que podría resolverse de manera sencilla se complique.

Si alguien pensaba que la boda era difícil, entonces, espere el matrimonio.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 112: Cada pareja que decide casarse es un canto a la esperanza y al amor, nos ayudan a creer que aún es posible y que todavía quedan ganas de intentarlo. Gracias a Dios por darnos esa capacidad a los seres humanos, sobreponerse incluso a contextos difíciles.

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Grandes expectativas


“Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia” (Romanos 8:25)

En muchas parejas se instala un contrasentido: No quieren esperar mucho de su relación porque temen desilusionarse y cortar, pero, no se dan cuenta que al hacer eso, crean las condiciones para una profecía autocumplida. En otras palabras, sin percatarse hacen o dejan de hacer lo que puede contribuir al fortalecimiento de la pareja.

En las investigaciones que se han realizado sobre matrimonios de éxito se ha demostrado que, al contrario de lo que se cree, las parejas con expectativas más altas son los que tienden a durar más en el tiempo.

John Gottman un reconocido especialista en parejas de éxito dice que: “Los que poseen valores más altos y expectativas más elevadas para su matrimonio tienen los mejores matrimonios, no los peores” (Gottman, 1999:18).

¿Por qué razón ocurre esto?

En general, en la mentalidad popular, se piensa que las expectativas muy altas son poco realistas y promueven la desesperanza y la desilusión. Sin embargo, aunque es preciso ser realista, es decir, considerar lo que se tiene y desde dónde se parte, lo concreto es que las personas casadas cuyas expectativas son demasiado bajas tienden a conformarse y no dar todo de sí. En ese sentido, terminan aceptando condiciones matrimoniales mediocres, cuando podrían ser mejores.

Al contrario, las personas con altas expectativas, tienden a trabajar más por sus matrimonios y relaciones de parejas, porque saben que no se producirá un cambio a menos que se comprometan de verdad con la relación.

Algo similar a lo que nos muestra el texto de hoy, “en la espera mostramos nuestra constancia”. Si confiamos en que nuestro matrimonio tendrá buenos resultados y que lograremos cada día ser mejores, entonces, se genera una actitud diferente que hace que por expectativa se busque dar lo mejor de si. Nadie cosecha felicidad si antes no siembra compromiso. Por lo tanto el asunto se reduce a actitud, más que aptitud.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 110: En su infinita bondad Dios nos da herramientas para sobrevivir y continuar viviendo de la mejor forma posible, una de esas habilidades, únicamente humanas, es la capacidad de soñar y vislumbrar otros horizontes para nuestras vidas. Gracias doy a Dios por esa maravilla de su diseño. 

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Aprender


“El Señor dice: ‘Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti’” (Salmo 32:8-9)

Según algunos estudios que se han realizado sobre matrimonios en Europa se muestra que los matrimonios contraídos antes de los 20 años de edad corren el riesgo de ser anulados en los cinco años posteriores a su registro. En parte, por la inexperiencia de los contrayentes, pero también porque muchos piensan que el divorcio no es más que un mero trámite que no se concibe en términos horrorosos como años anteriores.

El mismo estudio publicado en Inglaterra señala que las personas entre 25 y 29 años se divorcian dos veces más a menudo que otras personas de otra edad. Por otro lado, las personas invierten menos tiempo en buscar ayuda y procurar la reconciliación antes de presentarse ante un Tribunal para solicitar la anulación del vínculo.

Algunos psicólogos, a la luz de los estudios, están afirmando que la sociedad actual no está preparada para concebir relaciones largas en el matrimonio, especialmente cuando los contrayentes son muy jóvenes. Uno de los elementos que juega en contra es que las ambiciones laborales o personales, suelen tener primacía por sobre el matrimonio.

Según esta investigación uno de cada tres matrimonios se termina antes de los15 años de relación, lo que ha cambiado notablemente la estadística de hace algunos años donde el divorcio se producía en uno de cinco matrimonios.

¿Qué hacer frente a esto? Una de las posibilidades es entender que a amar también se aprende. Dios nos dio la capacidad de amar, sin embargo, el ser humano debe aprender. Los afectos no se heredan ni se transmiten por vía genética, es necesario aprender en un contexto que sea sano afectivamente. Cuando esto no ocurre, entonces, las posibilidades de no tomar en serio algo tan importante son muchas.

El matrimonio fue ideado por Dios para que los seres humanos puedan vivir en compañía y gozar del privilegio de compartir el privilegio de formar una familia. Sin embargo, para que eso ocurra es preciso seguir algunas directrices fundamentales, de otro modo, no funciona.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 109: Dios nos dice en su palabra que quien tenga falta de sabiduría la pida y él la dará abundantemente, eso es lo que agrada de Dios, nunca nos abandona. Gracias infinitas por proveer incluso, sabiduría. 

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La mentira Disney


“Porque su astucia es falsedad” (Salmo 119:118)

Disney es una mentira, eso lo sabe cualquiera que puede diferenciar fantasía de realidad. El problema es que muchos no entienden cuánto le deben a esos dibujos animados que lo único que han hecho es tergiversar la realidad, y de paso, sembrar mitos que terminan por afectar toda la vida.

El amor alimentado de mitos termina por convertirse en una pesadilla de la cual algunas personas aún no despiertan.

En las películas de Disney el príncipe siempre viene a rescatar a la princesa, la que en todo momento está enfrentada a peligros superiores a sus fuerzas. La pobre mujer no tiene iniciativa y depende completamente de lo que pueda hacer su macho protector. Su inteligencia es mínima, las únicas mujeres inteligentes que aparecen en estos dibujos o son feas o brujas, transmitiendo de paso que una mujer linda tiene que ser boba o de otro modo los varones no se acercarán a ella.

Muchas mujeres aún esperan a su príncipe azul que venga a besarlas para despertarlas del embrujo en el que han caído por la malvada. Otras confían que su galán venga montado en un caballo blanco y que la lleve a vivir a exóticos lugares donde nunca hay nada malo.

La realidad dista mucho de ser así. Por ese absurdo de estar en constante espera muchas mujeres dejan de actuar inteligentemente y anulan su capacidad de relacionarse. Llegan a creer que acercarse a alguien que les interese es ir contra la ilusión del príncipe que llega a rescatarlas.

El amor es algo hermoso pero es suficientemente serio como para que se entienda que no se puede dejar al azar algo tan importante como elegir a quién será el compañero de la vida.

Por otro lado, se convierte en una acción indigna el estar esperando a otra persona como si fuera el salvador de la existencia y no actuar con osadía para poner fin a una situación insostenible. No hay que regalarse, pero tampoco debe una mujer inteligente relegarse a un rincón esperando al galán que venga en el caballo blanco.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 108: Dios nos ha regalado la capacidad de respetar, imitar en nuestro accionar diario lo que él hace a cada momento, respetarnos incluso cuando le decimos "no". Gracias a Dios por el respeto con que nos trata. 

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Esclavitud en forma de matrimonio


“Desearás a tu marido, y él te dominará” (Génesis 3:16)

Siento una profunda tristeza por el destino de las mujeres musulmanas y muchas que han nacido bajo regímenes de terror, encubiertos en relaciones de pareja que son una forma solapada de esclavitud.

Es cierto que hay varones occidentales que tienen vocación de talibanes y de explotadores, pero la gran mayoría siente respeto por la mujer, aunque a algunos les cueste mucho asumir que los derechos del varón y de la mujer deben ser respetados por igual.

La cultura islámica a través del Corán regula la vida de la pareja y no admite discusión. Según este libro sagrado para los musulmanes, el varón es superior a la mujer y éstas son definidas como objetos de placer para el marido, cuya mayor responsabilidad es atenderlo y proveer hijos para la familia.

La virginidad es considerada un tesoro invaluable, sólo en la mujer. Por esa razón desde temprana edad se las encierra para que no tengan contacto con ningún varón. Se las obliga a ocultar su cuerpo en ropas que las cubren casi completamente. No tienen derecho a opinar sobre sus futuros maridos, son los padres los que arreglan con quien se van a casar y de ellas sólo se espera que acaten sin decir nada. Es común que conozcan a quien será su marido el mismo día de la boda.

Las mujeres no cuentan, en estas culturas, con ningún derecho legal. Los maridos pueden repudiarlas cuando quieran, pero ellas no pueden pedir el divorcio por ninguna razón. Los hijos varones gozan de mayor jerarquía social que las madres sin importar la edad que tengan.

Sin duda, todo eso no es parte del plan de Dios, quien creó al varón y a la mujer para que fueran interdependientes y ambos gozaran plenamente de derechos que salvaguardara su dignidad y honor. Cada vez que algún varón maltrata a una mujer considerándola inferior, no sólo está repitiendo vicios de una cultura como la musulmana, sino que además, está transgrediendo el diseño divino que creó a la mujer para gozar del respeto y la compañía de alguien que fuera considerado un compañero, nunca un amo despótico.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 107: Cada vez que pienso en el matrimonio, no puedo menos que reflexionar en el diseño divino, que está lleno de imágenes que aluden al respeto a la dignidad y al valor como individuos. Estoy agradecido por adorar a un Dios de estas características y no a un dios-talibán disfrazado de espiritual. 

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Amores enfermizos


“Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos” (2 Timoteo 4:4)

Hay enfermedades de las cuales no se tiene conciencia. Están en la vida, pero quienes la padecen no se dan cuenta. Una de esas dolencias tiene que ver con la auto emulación por amor.

La renuncia a sí mismo de manera unilateral y extrema es característica de personas que no entienden el verdadero sentido del amor.

El amor no exige el autosacrificio sino la entrega en aras de un crecimiento equilibrado y que no suponga inmolación en el altar del amor.

En la cultura popular persiste la idea de un amor heróico que exige que el individuo que ama se olvide totalmente de sí mismo, sin poner límites, creando con eso las condiciones para el abuso, el vampirismo emocional y la violencia.

Lo que caracteriza a estos amores es la dependencia, esa actitud de creer que sin la otra persona no es posible vivir, pero aún más, es la convicción de que no son plenos sin la presencia de esa persona en su vida. Se sospecha de cualquier forma de independencia. No hay lugar para intereses personales ni deseos individuales. No se trata de unión sino de fusión. Cualquier pedido de atención a deseos personales es calificado de egoísmo. Se espera que haya una entrega unilateral sin más ni menos.

En este contexto se exalta hasta lo sumo la abnegación y el olvido de sí mismo, logrando personas que finalmente, se entregan de manera unilateral, pero terminan vacías, sin sentido, y creyendo que no hay lugar ni posibilidades para la expresión de deseos individuales o personales.

La cultura contemporánea ha minimizado esta tendencia pero, no ha desaparecido por completo. Al contrario, la mayoría de las mujeres considera que deben entregarse a tal grado que sus deseos personales quedan relegados a un segundo plano por los deseos de su compañero. No es extraño que la mayoría de los que muestran frustración frente al matrimonio sean mujeres.

El amor que entrega sin esperar nada a cambio, no es normal, no es justo ni es lógico. El amor exige reciprocidad, de otro modo, es tortura.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 106: Dios nos ha dado suficientes evidencias del amor-sanidad, de un amor que construye y no destruye, de un amor basado en la reciprocidad. Gracias por ser tan claro. 

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Dios es amor, nosotros humanos


“Dios es amor” (1 Juan 4:8)

Confundir los términos, en relación al amor, puede ser fatal para la vida física y psíquica. Perder todo, incluida la dignidad, por amor, no es la idea más correcta del amor.

Dios es amor. Sin duda, no obstante nosotros somos humanos. Pretender que los humanos debemos amar igual que Dios es ponernos a nosotros mismos en un plano incorrecto. Nuestro amor tiene límites, el de Dios es infinito. Nuestro amor es perfectible, el de Dios es perfecto.

Nuestro amor está condicionado por las experiencias vividas, el amor de Dios nunca sufre de ninguna condición.

Dios espera que amemos, pero no nos obliga a vivir desde su perspectiva total y absolutamente, pretenderlo sería creer que los seres humanos tenemos capacidad divinas innatas.

No se trata de desechar la idea de que Dios inspira al ser humano a amar de una forma distinta, pero nunca sobrehumana, porque el ser humano tiene límites y su amor también.

Un error histórico ha sido divinizar el amor humano convirtiéndolo en algo que no es. Dios es el que da la capacidad de amar, sin embargo, los seres humanos cuando amamos no dejamos nuestra condición, seguimos siendo humanos, demasiado humanos como diría el filósofo.

Cuando pretendemos amar a la manera de Dios, terminamos en un “deber ser” que en vez de liberar se convierte en carga. Como diría Riso: “No se trata de destruir el amor, sino de reubicarlo, ponerlo en su sitio, acomodarlo a una vida digna, más pragmática e inteligente. Un amor justo y placentero que no implique la autodestrucción de la propia esencia, ni que excluya de raíz nuestros proyectos de vida” (Riso, 2006: 4).

Cuando alguien soporta lo insoportable simplemente por amor, se pone en una situación insostenible. Amar exige el autocuidado porque de otro modo se convierte en un sacrificio innecesario que vuelve la vida en una tortura. Nunca el amor debería provocarnos algo distinto que alegría y gozo. El amor construye, nunca destruye.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 105: Cuando contemplo a Jesús en la cruz y hablando en las callejuelas de Palestina, e intentando que razonen los necios de su tiempo, no puedo menos que dar gracias por el incomensurable amor de Dios. 

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Amar a personas normales


“Cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá” (1 Corintios 13:10)

En ocasiones las personas piensan o actúan como si se enamoraran de personas perfectas, incluso se suele hablar de “pareja ideal” o “perfectos el uno para el otro”. Ese lenguaje no sólo es engañoso, esconde un fenómeno preocupante, que finalmente trae muchísimos problemas.

Amamos a personas imperfectas, con claros y oscuros, con momentos extraordinarios y otros que quisiéramos olvidar. Nadie se une a un ser celestial, sino a humanos con todas las contradicciones propias de lo humano.

Cuando buscamos el amor perfecto, llegamos fácilmente a distorciones del amor. Como dijera Walter Riso: “¿Quién dijo que hay que soportarlo todo o resignarnos a una vida insulsa y sin sentido, por amor? ¿De dónde sacamos que para el amor no hay ley? No sólo traspasa los límites racionales del amor quien vulnera los principios de la persona supuestamente amada, sino quien acepta sumisamente el desamor, la descalificación, el engaño o cualquier otra forma de ofensa. Si nunca te indignas con tu pareja, pueden pasar dos cosas: o vives en el autoengaño o estás viviendo con un santo o una santa, lo cual es igualmente preocupante” (Riso, 2006, xv).

Lamentablemente, se han confundido tanto las cosas, que muchos simplemente no se dan cuenta de que viven “amores tóxicos”. Cuando escucho en la consulta frases como “si, no lo puedo negar, él me maltrata, pero usted no entiende, yo lo amo”, lo único que comprendo es estar frente a personas que están tan afectadas por historias de dolor traumático, que no logran darse cuenta de la situación enfermiza en la que están inmersos.

El amor no lo soporta todo, algunos usan la frase de 1 Corintios 13:7, como medio de extorsión, especialmente, cuando se quiere que el amor sea transgresor. La violencia o cualquier forma de daño para la persona amada no tiene nada que ver con el amor y es algo que no debe ser aceptado. Por esa vía se llega a la autodestrucción.

Amar si, ser maltratado no. Amar, con todo lo que implica, pero nunca a costa de sí mismo ni de la estabilidad emocional y física, ese es un precio muy alto para el amor. Una persona en su sano juicio ama, pero no permite ser maltratada, eso no es amor, es irracionalidad.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 104: No dejo de asombrarme por un Dios que nos ama tal como somos, con nuestros claros y oscuros. Dios nos ama, no por parecer o porque damos, sino porque somos.

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Asesinos del amor


El amor “no se comporta con rudeza” (1 Corintios 13:5)

Matar el amor es muchísimo más sencillo que construir el amor. Así como romper una planta delicada es infinitamente más fácil que cuidarla todos los días hasta que florezca.

Tenemos que ser honestos. Nadie se casa para que lo maltraten, ni para que lo humillen, ni para que lo desprecien. Toda persona, con un poco de inteligencia emocional, espera algo a cambio de su amor, al menos, lo mismo que aporta. Cuando eso no ocurre el amor es asesinado.

Muchas personas han visto sus vidas truncadas, destruidas y maltratadas cuando han permitido, que teniendo como excusa al amor, quien dice amar las destruya, violente o humille. El amor no tiene nada que ver con acciones de ese tipo. Como dice Pablo, el amor “no se comporta con rudeza”.

El problema es que muchas personas han sido engañadas por una manera de vivir el amor, que han terminado en redes de falsedad y dolor. Tanto, que muchos tardan toda una vida para alejarse de ese contexto fatídico que sólo ocasiona sufrimiento.

He pasado incontables horas escuchando a mujeres y varones, referirme sus dolores de amor. Después de muchas sesiones lo que he aprendido es que para que exista un abusador, se necesita alguien lo suficientemente enfermo emocionalmente, como para permitirlo.

“El mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones totalmente dañinas e irracionales, en las que se promulga el culto al sacrificio y la abnegación sin fronteras” (Riso, 2006: xiv).

Toda acción que teniendo como excusa el amor dañe o maltrate de alguna forma a alguien, no es amor, sino cualquier cosa nefasta, pero no amor. El amor construye, eleva, ennoblece, transforma y hace que las personas sean mejores.

Lamentablemente, hay tantas líneas de acción que el amor es, en muchos casos, una de las grandes falsificaciones que muchos, por su propio engaño, se niega a ver.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 103: El amor no tiene nada que ver con arbitrariedad y violencia. Jesús es el mejor ejemplo, gracias Dios por esa revelación. 

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El amor no justifica todo


“El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad” (1 Corintios 13:6)

El amor debe ser incondicional, eso es cierto, sin embargo, eso no significa que el amor deba aceptar todo, porque nunca el amor sustituye la dignidad propia ni el aprecio que cada persona debe guardar por sí mismo.

Es un craso error, muy común por lo demás, sostener que el amor debe aceptar hasta lo inaceptable. Aún el amor tiene límites.

Como señala el psicólogo italo-colombiano Walter Riso “si el amor lo justificara todo, estaría por encima de los derechos humanos, la justicia y la ética. Entraríamos en un ‘todo vale’ afectivo que funcionaría como una bomba de tiempo, donde el ‘ser para el otro’ quedaría automáticamente validado y el ‘ser para sí’ sería considerado una herejía” (Riso, 2006: xiv).

Se enseña que hay que “soportar” para vivir en paz y que el amor debe aguantar. Si, en cierto modo, pero hay que establecer límites porque en aras del amor no se puede justificar todo.

La violencia, el maltrato, el abandono, la indiferencia, la humillación, la perversidad, y tantas otras desviaciones no tienen nada que ver con el amor, y aceptar dichas conductas, es simplemente, no entender que el amor perdona, pero no implica vivir bajo una tiranía en virtud del amor.

Muchas personas no entienden los límites del amor. Creen que el amor es un pagaré en blanco para permitir cualquier cosa en la relación, lo que no sólo es absurdo, va en contra de un principio básico, que no tiene que ver con egoísmo, que es la auto preservación.

Amar es deseable. Ser maltratado es intolerable. El amor es algo bueno, la humillación es nociva. El amor transforma, el menoscabo destruye. Podríamos seguir, y el resultado siempre sería el mismo. El amor tiene límites.

Aún Dios con toda su magnificencia ha establecido límites al decir: ¡Basta! ¡No más! Porque bien sabe Dios que el amor verdadero no tiene porque tolerar conductas reñidas con el amor.

El que ama aprende a respetar, pero también a respetarse.

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MOTIVO DE GRATITUD 102: Gracias Señor porque me has dado la capacidad de cuidarme a mí mismo con el sentido de dignidad, que me permite entender cuándo estoy siendo maltratado y cuando soy tratado de manera adecuada. 

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Unidad versus estar unidos


“Y los dos llegan a ser como una sola persona” (Génesis 2:24 DHH96)

La realidad es que dos personas pueden “estar unidos” pero puede que entre ellos no exista “unidad”. ¿Cómo es eso? Muy simple, un matrimonio legal o un compromiso social los puede “unir” formalmente, pero eso no significa necesariamente que exista entre ellos unidad.

Es interesante que la expresión que aparece en Génesis 2:24 para “unir” es la misma palabra que se expresa para Dios mismo en Deuteronomio 6:4 cuando Moisés escribe: “Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Siendo el mismo autor de ambos libros y al elegir esa expresión idéntica, está entendiendo un concepto que en las traducciones no se logra captar plenamente.

“La palabra ‘uno’ se refiere a unidad compuesta, que es contraria a la unidad absoluta” (Chapman, 2006: 15). En ese sentido, representa a la divinidad que es una unidad compuesta formada por tres personas. Lo que implica es que Dios es una unidad, pero también es diversidad.

La unidad matrimonial sigue la misma lógica, sólo que en el contexto de la cosmovisión bíblica, la relación de un varón y una mujer creyentes, está compuesta por tres personas: Dios, el esposo y la esposa. Cada uno con características claramente diferenciadas.

En ese esquema cada parte de la unidad es respetada. No hay suplantación de la personalidad ni anulación de la misma. Una relación matrimonial no es fusión en la personalidad del cónyuge sino que es una unidad compuesta donde cada uno es identificado claramente por sus características individuales y su aporte a la unidad.

El matrimonio es “el tipo de unidad que te libera para expresar tu propia diversidad y a la vez experimentar una completa unidad con tu cónyuge” (Chapman, 2006:17). Eso implica que el matrimonio nunca, por ninguna razón, debe opacar, disminuir, anular, frenar, ocultar, reprimir o manipular la individualidad de otro, al contrario, debe contribuir para que se exprese de la mejor forma, porque el matrimonio se construye sobre el respeto a la individualidad, de otra forma, es cárcel y no liberación. Amar es lo más cercano a la plenitud que existe, precisamente por eso.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

MOTIVO DE GRATITUD 101: Dios, en su infinito amor, nos deja ser, sin limitarnos de ningún modo. Es nuestra la decisión de unirnos a él. Dios sólo espera, y luego, nos acompaña con su presencia cuando hemos tomado una decisión. Eso significa "Dios es amor" y le agradezco por ello. 

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Opuesto, pero no tanto


“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:22)

Varón y mujer son de la misma esencia, pero a la vez, son diferentes. Poseen una naturaleza común, pero son distintos no sólo en la forma corporal, sino en la manera en que enfrentan el mundo. No obstante, a la hora de formar pareja, las semejanzas son más que las diferencias.

Una ley natural es que los opuestos se atraen y eso es verdad. Generalmente nos interesamos en alguien que tenga una personalidad diferente a la nuestra, no obstante, no es absoluto, la diversidad nos mejora y nos completa, pero se necesitan grandes similitudes para que una pareja funcione.

Deben ser diferentes en personalidades, pero, no tanto como para que no se repelan. Una persona extrovertida se unirá bien a una introvertida, siempre y cuando compartan algunos elementos en común, porque de otro modo, la parte más extrovertida se sentirá sin eco o la parte introvertida avasallada. Debe haber un equilibrio necesario.

Las diferencias deben ayudar a balancear la vida no a despeñarla. Eso implica que una pareja sana se equilibrará en base a diferencias que sean complementarias.

Por otro lado, una pareja sana no buscará cambiar al cónyuge pidiéndole que transforme sus formas de ser, porque de esa forma, anulará precisamente aquello de lo que se enamoró y probablemente permite el equilibrio.

En la pareja no se trata de superar las diferencias sino en aprender a vivir con ellas entendiendo lo positivo que es contar como compañero o compañera a una persona con características distintas que enriquecen la vida persona. La relación de pareja tiende a complejizarse con el paso del tiempo, y son en general, las diferencias las que ayudan al equilibrio y al mejor manejo de situaciones propias de la edad.

Una persona que es más animosa será una gran ayuda para quien es más bien retraido. Una persona retraida será un puntal para quien tiende a ser más apasionado. Complemento y equilibrio es la clave.

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MOTIVO DE GRATITUD 100: El amor es diseño divino. Dios nos creó para que fuéramos compañeros y para que aprendiéramos a complementar nuestra vida con otra persona, es un diseño maravilloso, y no se puede menos que dar gracias a la mente maestra que lo pensó: Dios. 

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El mito de las diferencias


“Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella” (Efesios 5:25)

Hay mitos tan acendrados que a veces discutirlo parece impropio, sin embargo, por más que se repite una idea equivocada eso no la convierte en verdadera.

El escritor norteamericano John Gray popularizó el concepto de las diferencias irreconciliables entre varones y mujeres en su libro Las mujeres son de Venus los hombres son de Marte (1995).

En dicho libro el autor afirma que varones y mujeres tienen diferencias fundamentales respecto al matrimonio. Existiría un abismo entre ambos en lo que respecta a la actitud y las expectativas que se tienen sobre el estar casado. ¿Es así el mito? ¿Hay evidencia que lo corrobore?

Lamentablemente Gray y quienes postulan dichos argumentos, sin base objetiva, pasan por alto los elementos en común que varones y mujeres tienen respecto al matrimonio.

Lo que en realidad muestran las investigaciones es que las diferencias se asentúan en matrimonio infelices. Al contrario “en los matrimonios felices existen muy pocas diferencias basadas en el género de los esposos” (Gottman, 1999: 83). Por otro lado, cuando existe una tendencia dominante y controladora del matrimonio por parte del varón lo que ocurre son bajos niveles en la calidad de vida matrimonial (Sternberg, 1998:123).

Hay diferencias en la manera de enfrentar el matrimonio y la relación, no obstante lo que los investigadores han descubierto es que en general ambos géneros desean lo mismo, amistad, compañerismo, compromiso y lealtad.

Cuando las diferencias no se acentúan, las parejas logran establecer relaciones sólidas basadas en la amistad y el compañerismo. En ese contexto hay respeto y ocupación por las necesidades del otro.

En el plan de Dios la base del matrimonio es el compañerismo y la necesidad que se apoyen mutuamente. Por eso Dios no desea la soledad para el ser humano y espera que entiendan que el matrimonio es un pacto.

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MOTIVO DE GRATITUD 99: Somos diferentes, ya esa declaración es un motivo de gratitud. Cuando observamos a varones y mujeres, no somos tan diferentes en lo que deseamos para nuestra vida de pareja, y eso se lo debemos a un Dios maravilloso que nos ha creado con una estructura mental extraordinaria. Gracias Dios por tu diseño. 

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Saber perder


“Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir” (Proverbios 31:25)

Amar confiere dignidad, sin embargo, para que funcione debe haber reciprocidad. Amar sin ser amado, y a la vez, rogar o mendigar, convierte a quién obra de esa manera en alguien que se va destruyendo a sí mismo y auto denigrándose.

Nuestra estructura psicológica exige que la dignidad sea parte de nuestra existencia, así somos por creación divina. Cuando alguien se humilla a sí mismo rogando que lo amen, lo que hace, es simplemente, perder dignidad y en el camino, apartarse de lo más valioso del amor que es la reciprocidad.

Tan importante como saber perder es entender que el amor necesita de dos personas, de otro modo, se convierte en tortura y quita todo deseo de vivir. Visto así, la existencia se torna en una larga cuesta con peso adicional.

Muchas personas dicen con ingenuidad: “Sé que no me ama, pero voy a luchar por su amor”. Esa forma de pensar está constituida de mitos y estereotipos que no ayudan a la persona a construir un presente y un futuro de esperanza, al contrario, va minando la integridad personal y convirtiendo a quién actúa de ese modo en alguien que pierde el rumbo.

El amor por definición exige reciprocidad. Sin ese elemento fundamental, no es posible ninguna expresión de amor. Es cierto que muchos viven una especie de amor platónico, que los hace vivir momentos de felicidad, pero es ilusorio, porque sin la respuesta de otra persona, ese tipo de amor termina por convertirse en una carga dolorosa.

Dios otorgó a los seres humanos la capacidad de amar, pero también nos dio inteligencia emocional para darnos cuenta que en algunos momentos de la vida es necesario alejarse, porque no es posible hacer algo.

El amor como conquista es simplemente un absurdo que proviene de la Edad Media y todo su oscurantismo. El amor no es conquista, es un pacto de dos personas que entienden que hay presente y futuro para sus vidas en común. Un amor recíproco nutre la existencia de alegría y esperanza, al contrario de una relación donde prima la desesperanza y la mendicidad.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 98: Dios no exige, espera. Nos ama de manera incondicional, pero no espera que lo amemos simplemente porque él nos ama. Hace todo lo posible, y espera nuestra respuesta. Su respeto es su mejor prueba de amor. Gracias Dios por eso. 

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La relatividad del valor


“Acercaos, pues, al Señor, la piedra viva que los hombres despreciaron, pero que para Dios es piedra escogida y de mucho valor” (1 Pedro 2:4 DHH)

Un hombre tenía un sótano y una bodega llena de muebles viejos, cuadros de otra época, libros antiguos, y un montón de cosas en desuso. Le comentó a un amigo que las iba a votar a la basura, que eso le molestaba. El amigo le dijo que no hiciera tal, que se lo dejara a él, que vendría el domingo preparado y le daría una sorpresa.

Cuando llegó el domingo, el amigo apareció con dos grandes carteles que decían “remate de antigüedades”. Traía además globos y pequeños carteles que hizo que sus hijos y los de su amigo los repartieran por todo el barrio. Le dijo que había puesto un aviso por internet y además, venía provisto de un pequeño martillo de los que se usan en los remates y de una mesa. Junto a su amigo le pusieron número a todas las cosas, y se prepararon para el remate.

Cuando abrieron la venta de las cosas que habían acumulado en el jardín frente a la casa al otro día, la gente comenzó a llegar en tropel y a pagar grandes sumas de dinero por todos esos objetos que remataron al mejor postor, algunos, literalmente se peleaban los objetos ofertando sumas de dinero impresionante para llevárselas. ¿Qué hizo la diferencia? Simplemente, otorgarle un valor relativo.

El mismo concepto está presentado en el versículo que escribió Pedro. La piedra fue despreciada sin entender el inmenso valor que tenía, obviamente una metáfora sobre Jesús. El valor estuvo determinado por aquellos que apreciaron la piedra y la pusieron en su lugar.

Así mismo es con la relación de parejas. El valor de nuestro cónyuge está estrictamente vinculado al valor que le otorgamos. Si hay expresiones de aprecio, si se dice abiertamente lo importante que es esa persona para nosotros, la trascendencia que tiene paa nuestra existencia, entonces, el valor asignado le otorga a la persona una imagen de sí mismo que va de la mano de la asignación de valor.

Si apreciamos a nuestra pareja y lo hacemos ver constantemente, el cónyuge reaccionará positivamente frente a eso. El valor asignado valoriza.

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MOTIVO DE GRATITUD 97: Dios nunca nos trata como si fuéramos un objeto tirado en un rincón y sin valor. Para él somos tan valiosos que ha arriesgado todo para darnos una oportunidad de vida. Cualquier expresión de gratitud frente a tanto amor, quedamos cortos. 

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Honra a quien corresponde


“Pagad a todos lo que debéis: [...] al que respeto, respeto; al que honra, honra” (Romanos 13:7 RV60)
Amor y honra van juntos, es imposible separarlos. Cuando se ama se da honra, y se honra porque se ama. No es posible pensar que el amor y la honra se pueda separar.

Pero la honra se cultiva dando el valor que corresponde al ser amado. Eso implica que el honor tiene que ver con valor.

Visité hace algún tiempo, las ruinas de una antigua mina salitrera, que proliferaron en el siglo XVIII y XIX en el norte de Chile (en lo que era antiguamente territorio de Perú y Bolivia). En un lugar llamado Humberstone, donde ahora existe un museo de sitio, estaban las antiguas casas de los trabajadores y en varias de esas casas restauradas se han instalado un montón de objetos, que tal vez, vistos en otro lugar, no pasarían por ser chatarra vieja o hierros herrumbados. Sin embargo, al estar exhibidos allí adquirían un valor superior.

Entré a una de las casas donde estaban catalogados cientos de “juguetes” que usaban los niños para entretenerse. Muchos de ellos rescatados de las ruinas o del desierto. Reparé en algunos alambres, que a primera vista, no eran más que pedazos de alambre enrollado, sin embargo, al observarlo con detención, eran juguetes, confeccionados con alambre. Al estar allí tenían un valor superior, se les daba honra por ser parte de una historia importante.

Así es con la vida y con las personas. Dar honra, honrar o dar honor, es concederle a alguien el valor que le corresponde. Son las personas las que deciden el valor que le van a conceder a alguien o a algo. Cuando el valor se concede, enseguida la persona adquiere una importancia relativa a quien le está concediendo valor.

Cuando un esposo o esposa, agreden verbalmente a su cónyuge menoscabándolo o humillándolo, lo que están haciendo es quitandoles honor. El honor se otorga, no se exige, se da como una muestra de amor. No se necesita exigir a una persona que ama que otorgue honor a su amado o amada, porque el amor, siempre honra.

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MOTIVO DE GRATITUD 96:Gracias Dios por honrarme con tu amor. No hay mayor honra que me puedas conceder. 

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Honor, la base de una buena relación


“En cuanto a ustedes, los esposos, sean comprensivos con sus esposas. Denles el honor que les corresponde” (1 Pedro 3:7 DHH)

Dar honor es poner a otra persona en un sitial adecuado, darle el peso que le corresponde, ubicarla en el horizonte de tu vida de tal forma que no haya error al tratarla, es alguien importante, que merece toda nuestra atención.

Cuando no hay honor, lo que existe es deshonor, y en ese caso se instala en la relación un vínculo de contradicciones, tensiones, menoscabos y maltratos.

Gary Smalley y John Trent señalan que: “Si el honor es un huésped permanente en nuestros hogares, existe la esperanza de que restauremos nuestras relaciones con Dios y con nuestros seres queridos. Los sentimientos que se han desarrollado a través de los años no cambian de la noche a la mañana, pero la demostración de honor tiene el poder de ganar aun el corazón más duro. Esto es así si un esposo o una esposa ve que las acciones que dan seguridad se convierten en una parte integral del matrimonio” (Smalley y Trent, 1992:31).

Dar honor a alguien es darle el lugar que le corresponde, es establecer prioridades correctas. En la vida de un cristiano Dios está en primer lugar, la honra y gloria se le da a Él prioritariamente. Sin embargo, luego viene el cónyuge, el esposo honra a la esposa y viceversa, en ese vínculo de honor hay respeto, amabilidad, cortesía, consideración y una actitud noble frente a las necesidades de aquel que hemos elegido como compañero o compañera para la vida.

En el honor no hay lugar para la descalificación, la humillación, el descrédito, la ofensa, la imprecación, el lenguaje soez o cualquier expresión que pueda menoscabar al cónyuge. En un clima de honor lo que abunda es el elogio honesto, el aprecio, el reconocimiento, las palabras adecuadas, y expresiones que reflejan que en esa relación se han establecido las prioridades correctas.

El honor se constituye en el fundamento de una relación sólida. En un clima de honor, hay esperanza para el amor y la estabilidad.

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MOTIVO DE GRATITUD 95: Los misterios de la divinidad incluyen el que Dios nos de honor, así mismo, dándonos la posibilidad de ser interlocutores válidos con él. Seres humanos finitos interactuando con un Dios infinito, no se me ocurre mayor muestra de bondad.

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Bienestar mutuo


“¡Cuán delicioso es tu amor, hermana y novia mía! ¡Más agradable que el vino es tu amor, y más que toda especia la fragancia de tu perfume!” (Cantares 4:10)
Hay un enfoque que algunos tienen sobre la relación de pareja que definitivamente produce un problema: Esperan que sea la otra persona, unilateralmente, la encargada de hacerla sentir bien. Así no funciona.

El amor es recíproco. Eso implica que es un camino de doble vía, se da y se recibe, de otro modo, no se nutre y sin nutrición adecuada, la relación tarde o temprano muere.

“Más importante que la manera de ser del otro, importa el bienestar que siento a su lado y su bienestar al lado mío. El placer de estar con alguien que se ocupa de que uno esté bien, que percibe lo que necesitamos y disfruta el dárnoslo, eso hace al amor” (Bucay y Salinas, 2000:50). Pero para que funcione, debe ser de ambos, no sólo de uno. El matrimonio es un río que se alimenta de dos afluentes: la esposa y el esposo. Sólo con uno, termina, tarde o temprano, seco. En otras palabras, el amor se construye de a dos, no es posible realizar un proyecto de construcción de vida tan importante como la pareja, de a uno. Así no funciona y de ese modo está condenado irremediablemente al fracaso.

Por eso, que es un pacto que hacen dos personas que deciden vivir juntos para construirse uno al otro, para nutrirse uno al otro, para cuidar el bienestar uno del otro. Sólo así funciona porque no tiene otro diseño la relación de pareja.

Si sólo uno nutre y el otro sólo recibe, esa relación se convierte en servil, y termina dañando, especialmente al que da sin recibir.

Si uno nutre, y su aporte, además no es bien recibido, entonces, eso configura un cuadro tóxico de una relación que simplemente va a la deriva y en el fondo no es relación.

La palabra “relación” implica nexo, puente, vínculo... y es obvio, que para que eso ocurra debe haber dos lados. Tal como un medio puente no funciona si es sólo medio puente, una relación de pareja no tiene futuro si el aporte de bienestar es de sólo una parte. Se precisan dos para construir una buena relación de pareja, así de simple y complejo.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 94: Dios, siendo el creador del Universo, quiere tener una relación personal conmigo, ¿no es eso maravilloso? Le doy gracias por su bondad y por lo que él desea conmigo.

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Lo que las personas necesitan


“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros” (Romanos 13:8)

En esto de las necesidades no hay un manual exacto para cada persona. De hecho, como dice Gottman “todo el mundo experimenta necesidades emocionales a su medida” (Gottman, 2003:52). Lo que puede ser importante para uno no necesariamente lo es para otro. Sin embargo, los seres humanos tenemos algunas necesidades emocionales básicas que todos experimentan, aunque con distinta intensidad entre uno y otro.

Por ejemplo, cada individuo necesita sentirse respetado. No hablamos del respeto que algunos exigen a dar órdenes y ser obedecidos, porque a menudo eso va por el lado de la megalomanía y no por una actitud sana. Hablamos de respeto en relación a ser considerados en nuestros deseos, derechos y posibilidades.

Una mujer me decía que ella añoraba tener un espacio que pudiera sentir que era de ella, porque en su propia casa se sentía invadida. Ninguno de los miembros de sus familia, ni su esposo ni sus hijos, respetaban sus cosas. A menudo urgaban en sus cajones o tomaban objetos que ella consideraba suyos, sin siquiera pedírselos. Lo que esta dama estaba clamando era por respeto, en este caso, a su espacio personal.

Otro hombre pedía que cuando estuviera cansado después del trabajo, sus hijos y su esposa entendieran que necesitaba un par de horas para descansar sin ser interrumpido. “Sólo quiero un momento de tranquilidad” —decía con un dejo de frustración. “Luego, cuando paso un tiempo tranquilo, entonces, tengo toda la energía para acompañarles”. Lo que estaba pidiendo era simplemente respeto, en este caso, por su descanso.

Sentir que se es respetado produce una reacción positiva y hace sentir a las personas que son amadas. Porque el amor está vinculado directamente con el respeto. Dios nos ama tanto que nunca nos avasallará, precisamente por respeto. El mismo modelo debemos repetir.

Considerar al cónyuge como una persona merecedora de respeto implica en primer lugar, escuchar, atender y ser solidario con lo que la persona anhela. Respeto genera respeto, así de simple, porque cuando somos respetuosos entonces, hay más posibilidades de recibir lo mismo.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 93: Me admira la capacidad de Dios para respetarnos. Respeta nuestras decisiones, nuestras prioridades y todo lo que somos. No puedo menos que agradecerle.

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El sentido del pacto


“Jonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo. Tanto lo quería, que hizo un pacto con él: Se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David; también le dio su túnica, y aun su espada, su arco y su cinturón” (1 Samuel 18:2-4)

Ya hemos visto que el matrimonio es concebido en la Biblia como un pacto. Lo que corresponde ahora es establecer bajo qué condiciones es un pacto y en qué consiste dicho pacto.

Gary Chapman en su libro El matrimonio: Pacto y compromiso (2004) señala algunas características de un pacto.

1. Un pacto está motivado por el beneficio de ambas partes. Tanto en el caso de Jonatán y David como entre Rut y Noemí, el pacto fue motivado para beneficiar a ambas partes. En el matrimonio, cada cónyuge se compromete con el bienestar del otro. Es una entrega mutua que tiene como único fin prodigar lo mejor para que cada uno tenga la gratificación que precisa para sus necesidades.

2. El pacto se basa en promesas incondicionales. Cuando Rut sigue a Noemí no le dice “iré a ver qué pasa”. La sigue de manera incondicional. En el caso de Dios, aunque el pueblo falló una y otra vez, Dios mantuvo su promesa en el pacto. No se puede construir una relación de pareja basada en promesas condicionales.

3. El pacto se sustenta en amor incondicional. Un pacto matrimonial se caracteriza por el amor incondicional. Al casarnos prometemos amar aún cuando algunas condiciones cambien, como enfermedad, trabajo o aspecto físico. La promesa no depende de esos cambios sino del amor que profesamos.

4. Los pactos se basan en un compromiso permanente. No se puede construir un matrimonio sobre la base de promesas inconstantes. Algunos matrimonios duran un suspiro por falta de compromiso.

5. Los pactos requieren confrontación y perdón. Nadie es perfecto, por lo tanto, las posibilidades de equivocarse son muchas. Por eso mismo, el pacto matrimonial se pone a prueba precisamente en momentos en que es necesario confrontar y perdonar, y eso es lo que le da firmeza.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 92: La capacidad para mantener nuestros pactos los da Dios, él nos da la fuerza, el entendimiento, la fortaleza. Gracias a Dios por eso. 

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